CARTAS DESDE CHICAGO
EL PUERCO NO ES MALO
/Rogelio Faz/
En Estados Unidos de repente surgen campañas de advertencia contra ciertos productos sin un motivo apremiante. Un día dicen que el café es dañino para la salud y después que es bueno. Aumenta o disminuye su consumo según la recomendación, o conveniencia. Igual ha sucedido con otros productos como el vino, la carne, etc… Pareciera que la salud de los consumidores está sujeta a otros intereses.
No es de extrañarse tomando en cuenta que el cochino dinero siempre tendrá injerencia, basta tener en mente que de ahí surgen apoyos políticos. Como tampoco hay que olvidar que la política funciona bajo presión social. Por lo tanto hay que hacer valer esa influencia en lo posible. Y eso tiene un costo.
Nosotros como sociedad consumidora hay que estar atentos a estas recomendaciones. La decisión deberá ser a nuestra conveniencia y bienestar.
Hay otros factores que intervienen en el consumo de ciertos productos como la oferta y demanda, y el costo dependerá si el producto es local o de temporada, y las de importación. A esto último habrá que considerar los aranceles que se reflejara en el costo al consumidor.
Consumir productos porque son baratos no los hace ni buenos ni malos. Otros con precios elevados no los hace de primera necesidad. En circunstancias adversas hay que eliminar algunos de ellos de nuestra dieta o artículos innecesarios.
No obstante, hay otros inevitables que tienen un papel predominante en la economía, que son un mal necesario. Como los hidrocarburos.
Estamos ahora a las puertas de una guerra comercial entre México y EU, tras la decisión del Presidente Donald Trump de imponer aranceles al acero y al aluminio de México. Además de amenazar con salirse del Tratado de Libre Comercio. Esto a él no lo hace malo, pero los consumidores debemos asumir nuestra parte. Que es consumir en lo posible productos locales y abstenerse a los importados que no son indispensables.
Los conocedores del tema no niegan los efectos adversos que esto pueda causar, y lo consideran una jugada cochina de Trump, al relacionarlo con la seguridad nacional, y coinciden en que la mejor salida es buscar otras alternativas.
Para contraatacar, México hace como en Cuba ‘torcer la puerca el rabo’ (cuando surge una situación difícil, especialmente en lo económico) lo que se conoce como represalia comercial. Así que México a ciertos productos provenientes de EU, como la carne de cerdo y quesos les aumentan los aranceles, productos que pueden ser prescindibles.
En algún momento en EU se promovió el consumo del porcino después de caer su venta por considerarse un producto dañino para la salud, y lo levantaron con un eslogan que decía: “el puerco es bueno”. Pues ahora llego el turno de decir que el puerco del norte es dañino para México.