Prisma empresarial
Los frentes de discordia abiertos por AMLO y sus seguidores
El populismo y la perpetuidad en el poder
Anaya * Espino * Claudio X González * Peso-Dólar
Por Gerardo Flores Ledesma (*)
YA SON muchos los frentes de discordia que se han abierto en torno al candidato presidencial por Morena, Andrés Manuel López Obrador. Algunos problemas han sido generados por él y otros por sus cercanos seguidores. Hay diferencias de fondo y forma con los empresarios, con el sector académico y cultural, con políticos de varios tamaños y con sectores sociales a los cuales desprecia, como la clase media.
Para AMLO sólo hay ricos y pobres. El grave reto, si es que gana las elecciones del 1 de julio, son el cumplimiento de promesas, porque los recursos públicos no alcanzan para atender a tanta madre soltera, adulto mayor, personas en situación de calle o elevada vulnerabilidad, campesinos, obreros mal pagados y una mafia del poder, como él le llama, que puede sacar sus capitales con una simple operación electrónica, sean o no mexicanos.
Claro que hay pánico. Muchos empresarios están listos para largarse del país si perciben que su dinero, empresas o propiedades pueden ser confiscadas. Las posiciones esgrimidas por seguidores de AMLO, con las de Paco Ignacio Taibo II, han engendrado enervamiento en muchos sectores.
Pensar siquiera que unos 40 mil millones de dólares en inversión de cartera podrían salir del país, pondría en riesgo a las reservas internacionales, así como al positivo, aunque pírrico crecimiento económico. También son previsibles una caída drástica en la recaudación de impuestos y un cierre inmediato en los flujos de capital externos. Los niveles de endeudamiento se dispararían y la paridad peso-dólar será de pronóstico reservado en contra de nuestra moneda.
Ya lo hemos visto en menor medida, pero por causas similares. El contagio político-electoral es evidente en lo económico, financiero y en los negocios.
El país puede entrar a una situación similar a la grave crisis de Tesobonos que se vivió con Ernesto Zedillo, y cuyos platos rotos todavía seguimos pagando.
Hablar de expropiar posesiones o confiscar bienes, amenazar a los capitales y suponer se dará marcha atrás en proyectos millonarios que ya van avanzados o que muchos contratos vinculados a las reformas estructurales serán frenados, equivale la fabricación de un coctel, cuyo resultado podría no gustarle a nadie.
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EL POPULISMO es un término de moda en el siglo XXI, aunque la historia nos recuerda que es sinónimo de permanencia en el poder, de ofrecer lo que no es tuyo y de entregar lo que no te ha costado, si es que hablamos de cambios en América Latina y otras latitudes. El populismo tiene hoy sus más serias manifestaciones en Rusia, Nicaragua, Venezuela, Brasil, Bolivia, Ecuador, y otras naciones, donde sus dirigentes se han perpetuado en el gobierno. Vladimir Putin, que resintió marchas de oposición el fin de semana pasado, va por un cuarto mandato. Daniel Ortega va por 26 años en Nicaragua sin más parecer que el suyo; Hugo Chávez iba por 15 años antes de que el cáncer le quitara la vida y Nicolás Maduro, intenta la reelección, aunque ya dijo que tomará las armas si no gana los comicios y sube al poder de su país algún grupo que quiera entregar la soberanía venezolana a Estados Unidos. Otro caso es el de Luiz Inácio Lula da Silva que estuvo ocho años en el gobierno y ahora está tras las rejas por corrupción. Evo Morales lleva 12 años como presidente de Bolivia y va por más, mientras que Rafael Correa, en Ecuador, ya cumplió más de una década como mandatario supremo. Todos ganaron con el discurso de repudio al poder económico, el rechazo a cualquier reforma estructural y al plan económico vigente, bajo el argumento de “la revolución social”, “la revolución ciudadana”, “el cambio generacional” o lo que ahora en México se le quiere denominar “la cuarta transformación”. Lo cierto es que, tras varios lustros de poder, dichas naciones están sumidas en mayor pobreza, niveles graves de endeudamiento y rezago social, y cuya situación es incomparable con la que tenemos en México.
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EL CANDIDATO presidencial de la alianza “Por México al Frente”, Ricardo Anaya Cortés, evocó a Miguel de Cervantes y pronunció la famosa frase escrita en su obra Don Quijote: “De gente bien nacida es agradecer los beneficios que recibe”. Así, un ex presidente del Partido Acción Nacional (PAN) se convirtió en orador principal de una fiesta de otro ente político, el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Pasaron 29 años para ver lo que nadie pensó que podría ocurrir. Un exponente de una corriente ideológica contraria en fondo y forma dio el mensaje central de una asamblea a quienes en el pasado se ostentaron como la izquierda combativa del país. Hoy más que nunca, el voto útil dejará de ser una idea para transformarse en una bandera de lucha y tratar de ganar por la ruta que sea. Quien lo dijera: Panistas votando por perredistas y alzándoles la mano, y al revés.
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OTRO EX presidente del PAN, Manuel Espino, consumó un hecho incomprensible e irremediable. Quien fuera el responsable del grupo más radical de Acción Nacional y del gobierno de Vicente Fox en su paso por Los Pinos, ahora se une a López Obrador, y al grupo de ex correligionarios y ex condiscípulos, blanquiazules, como Gabriela Cuevas, Germán Martínez y Roberto Gil. Hay dos derivaciones para entender estas alianzas: Quedar en el poder como sea o trabajar en un plan de infiltración, que les daría la razón a los fieles del máximo “ayatola” de Morena sobre las traiciones.
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MUCHOS SABEMOS que el hombre que decide los cambios de presidentes y directivos en el Consejo Mexicano de Negocios y en otros organismos importantes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), se llama Claudio X. González Laporte, timonel de Kimberly Clark, quien tiene injerencia en más de una decena de empresas de muy alto relieve en producción, facturación, pago de impuestos y generación de empleo. El pleito con AMLO, ciertamente, es con Claudio X. González, a quien ha acusado de medrar “al amparo del poder público” y de estar vinculado con Carlos Salinas de Gortari, a quien considera su acérrimo enemigo, aunque diga que ya lo perdonó. Dudo mucho que haya un acercamiento con el sector privado, luego del desplegado que publicaron los hombres del dinero la semana pasada y que conocen bien las reacciones y ánimos virulentos de López Obrador, aunque sustente eso de la “República amorosa”.
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El peso se depreció 3.60% frente al dólar, equivalente a 67 centavos, para dejar la paridad en 19.28 unidades por cada billete verde. Sin embargo, el común de los mortales, lo que no requerimos dólares para exportar o pagar deudas en esa denominación, tenemos que entregar casi 19 pesos por cada dólar en ventanillas de bancos y casas de cambio del aeropuerto. Hoy será un día importante para las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pues los jefes de las representaciones de Canadá, EU y México retomarán las pláticas. Si no hay solución, nos vamos a ir con las carpetas de discusión y pendientes hasta noviembre, una vez pasadas las elecciones legislativas en la Unión Americana. Ojalá me equivoque y no estemos, otra vez, en la antesala de una película de horror y terror que ya hemos visto al final de los sexenios priistas.
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(*) Socio Numerario de la Academia de Periodismo y Comunicación Social
(*) Miembro de Vanguardia en línea y de Consorcio de Medios Digitales SA de CV
(*) Socio de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)
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