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Semana Santa en el Extranjero

Cartas Desde Chicago
Semana Santa en el Extranjero
 /Rogelio Faz/
En todo el mundo cristiano se conmemora la Semana Santa que inicia desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección. En México, como en otros piases latinoamericanos, son fechas sagradas, para el esparcimiento. Obviamente la excusa es lo religioso.
Para los católicos de origen latinoamericano en Estados Unidos, la celebración casi se reduce al Viernes Santo. Para muchos la devoción pasa por desapercibida.
Es saludable dedicar tiempo a la diversión después de conmemorar el sacrificio físico y espiritual del llamado hijo de Dios por nuestra salvación, de acuerdo a la creencia. Aunque en los hechos parece actuamos a la inversa. Primero la diversion y luego la cruda física y moral.
Hay muchos que no nos hincamos mirando hacia el cielo con las palmas de las manos hacia arriba, excepto para pedir el milagro de la reforma migratoria. Es más seguro que con golpes de pecho dediquemos más tiempo al goce pagano.
En los lugares cálidos se acostumbra irse a dar un chapuzón, pero en ciudades como Chicago, el frio es un factor que hay que tomar en cuenta. Pues hasta en la representación del Vía Crucis, el elegido que representa a Cristo tiene que ir protegido del clima.
Para nosotros los fieles pecadores, después de medio respetar la conmemoración, la penitencia consiste en decirle no a los tacos de carnitas. Para al Sábado de Gloria, cuando inicia la celebración más importante: la Resurrección, consiste en bailes chavacaleros y muchas chelas para recibir el domingo cuando cada quien carga con su cruz.
Se dice que la fe mueve montanas, y para muchos de los católicos de membrete, el estar en el extranjero donde no se expresa tanto el fervor banal, pues la sociedad creyente y los medios de comunicación en este país no hacen tanto barullo pagano con lo religioso.   
Si hay alguna coincidencia entre devoción y diversión, la Semana Santa en el extranjero pasan a segundo término, pues la fe no amerita dejar de trabajar como sucede en México, la gran mayoría cumple con sus deberes laborales y la celebración religiosa se limita a una misa, comida familiar, huevos de pascua y conejitos.
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