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Viviendo con el entorno social

Confesiones de un alcohólico

Viviendo con el entorno social

 

  • “El alcohol seguía en mi necesidad; en total tuve tres matrimonios y cinco uniones libres, lo más que he durado en una relación a sido un sexenio con mi última esposa …”
  • “… hice una piedra grande en la cocina, le fumé fuerte, la cual salió volando debajo de la cocina integral, al momento de recogerla explotó…”
  • “… yo sé que hoy puedo consumir cocaína, pero no sé hasta cuando dejaré de hacerlo; esto es prácticamente decisión para no volver hacerlo y no vivir de esa manera”.

/Paola Topete/

 

Carlos A.,  de Toluca de Lerdo, con 54 años de edad nos comparte su experiencia con el alcoholismo y drogadicción, “Mi infancia fue tranquila, sin carencias, somos ocho hermanos, mis padres se dedicaron a trabajar, las muchachas en turno eran quienes nos cuidaban en casa, las ausencias de mis padres eran recompensadas con viajes cada ocho días, pero si es importante la presencia de los padres”.

“Yo vengo de un entorno cultural o social  donde vivir bien, era sinónimo de tomar diario, ir a las fiestas y a los antros”.

A partir de los 16 años comenzó a beber, por imitación, sin embargo, considera que tuvo antecedentes alcohólicos, “Mi familia me comentaban que mi abuelita paterna tomaba mucho, yo no conviví con ella pero digamos que por genética es un antecedente familiar, porque no tengo hermanos que consuman alcohol”

En esa época, jugaba fútbol americano con sus amigos de la preparatoria quiénes bebían sin control. Desafortunadamente, el interés por sus estudios académicos concluyó en el bachillerato trunco.

Su primer trabajo fue en un antro de San Ángel de  la Ciudad de México, como mesero, realizaban Performance, por consiguiente el alcohol se promovía, “En cuanto podía yo bebía y seguía trabajando”.

Los cambios de joven a adulto mayor surgieron a partir de los veinte años, debido a que recibió la noticia de su novia en esos tiempos, “Me dijo estoy embarazada, ¿nos casamos?, pues nos casamos, yo decidí para no dejarla sola y respaldarla, vivimos muy bien porque siempre he tenido un negocio propio, de equipos contra incendios”.

“El alcohol seguía en mi necesidad; en total tuve tres matrimonios y cinco uniones libres lo más que he durado en una relación a sido un sexenio con mi última esposa, la conocí por un amigo y vivía en Tlalpan por San Pedro Mártir”

De las relaciones sentimentales tuvo tres hijos, considera que su problema con el alcoholismo y drogadicción existieron consecuencias en ellos, “Uno de ellos tiene problemas con la droga, actualmente ya está controlado, mi hija de veinte años que es la menor y  el mayor de treinta y dos años beben pero muy poco”

La mayor parte de su vida de Carlos, fue en la Ciudad de México, “Me vine a vivir a Toluca de Lerdo, porque era mucha inquietud para mí, el ambiente me jalaba y los lugares más”

Varias ocasiones tuvo vivencias difíciles, pero siempre hay experiencias que son inevitables dejar de recordar,

“Una ocasión fui a una fiesta de Puerto Marqués en Acapulco, me lleve una bolsa de cocaína y bastante alcohol para mi, terminando la fiesta llegamos a Toluca, me metí a bañar para llevarles su subvenir a mis amigos de la cantina, en ese momento se me antojo fumar lo que le llaman Crack o Piedra , hice una piedra grande en la cocina, le fume fuerte que salió volando debajo de la cocina integral, al momento de recogerla explotó, eso fue un jueves por la tarde, yo desperté un domingo en el hospital, desde entonces tengo secuelas, acudo al cardiólogo, se me paraliza el pecho, me dan paros cardiorrespiratorios de la misma adicción a la cocaína mezclada con el alcohol”.

Otra ocasión fue una laguna mental,

“Iba caminando, había salido de un bar por Avenida Insurgentes Sur y Río Mixcoac, me surgió una laguna mental, estás suceden muy recurrentes ya tiene quince años que no padezco de ello, pero si es una situación muy espantosa el no saber dónde se encuentra uno, ¡Soy la oveja negra en la Familia!, entonces yo a todo momento me aísle de mi familia, no andaba con hermanos ni primos que me llevaran a la casa ni nada por el estilo, todo lo hacía solo o estaba con conocidos o amigos, uno de los síntomas que tuve fue desesperación, frustración”.

Carlos se considera alcohólico, drogadicto y sociable, “Tengo muchos amigos, conocidos, pero tengo claro quién soy, lo recuerdo a diario, de lo contrario volvería a ser el de antes, existen muchas personas añorando drogarse y otras debajo de los puentes lamentándose en no haberlo echo, la situación es muy fácil, yo sé que hoy puedo consumir cocaína, pero no sé hasta cuando dejaré de hacerlo; esto es prácticamente decisión para no volver hacerlo y no vivir de esa manera”.

“El programa de Alcohólicos Anónimos es un cambio de vida que te permite mejoras con las personas que te desenvuelves, yo llevo quince años dentro de mi servicio iniciando como cafetero, tesorero, coordinador del Grupo,  poco después brindando servicio a los carceleros, brindo el mayor tiempo a los alcohólicos y drogadictos aparte de mi trabajo personal”.

 

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