CARTAS DESDE CHICAGO
Inmigración sin solución
/Rogelio Faz/
Los problemas que acarrea la inmigración definitivamente no tienen para cuando acabar. Ni siquiera la ilegal si se resuelve con una reforma inmigratoria, debido a las condiciones sociales y políticas, o catástrofes naturales que las provocan. Que son constantes.
Para los inmigrantes es la esperanza de encontrar “una mejor vida” en los países llamados “del primer mundo”. Que no se cansan de presumirlo, alentando la inmigración hasta convertirlo en uno de sus problemas.
Para cualquier persona que tenga condiciones de vida desfavorable en su lugar de origen, el emigrar significara una esperanza.
Las migraciones han existido desde siempre, sin embargo, los conflictos sociales, la desigualdad económica y la incompetencia política actual sino es razón, es justificación. En las últimas décadas la inmigración se ha salido de toda proporción, ya no garantizan oportunidades de trabajo, vivienda digna, salarios justos, cuidado se salud, educación de buen nivel. Y esto está dificultando la integración, o sea, si la inmigración es más acelerada que las oportunidades será más el rechazo. Más si se proviene de países “shithole”.
De hecho, los paisanos en Estados Unidos ya desde hace rato nos estamos disputando los trabajos, pues el exceso de mano de obra en ciertas áreas laborales, nos lleva abaratar nuestro trabajo y sin garantías laborales, menos un salario digno. No obstante, hacia ellos debe ir dirigida la reforma.
Debido a que son parte de la dinámica cultural, economía y social del país. No confundirlo con una reforma integral que incluye a las nuevas generaciones de inmigración ilegal, pues representaría otro “cierre” de gobierno. Y otra confrontación social en contra de nuestra comunidad.
Los argumentos a favor de una reforma ya se agotaron, como: este país es de inmigrantes, todos somos americanos, yo no le hago daño a ‘nadie’, yo solo vine a trabajar. Eso ya no impresiona. No convence a los opositores recalcitrantes. Incluso la separación familiar es un escarmiento, como el mentado muro.
Entre mayor sea la inmigración en un corto plazo, se dilatará la integración, pues no es necesario salir del círculo comunitario al que se pertenece. No hay la presión ni siquiera por aprender el idioma. Es una auto segregación. Y eso no favorece nuestra imagen salvo la aportación tributaria.
El exponer este aspecto en la comunidad inmigrante no es popular. Hay que alinearse así se vaya en contra de la lógica. Lo que si urge apoyar es dar un estatus legal aquella comunidad que es parte de la dinámica economía, que tiene raíces familiares y cumple con obligaciones como los impuestos.
Si bien es cierto que el progreso económico de EU se debe a la iniciativa del capital, esta invita a la desigualdad e injusticia, que con todos sus defectos es atracción para los inmigrantes. Que viene a remplazar la falta de crecimiento demográfico de los locales, que necesitan quien pague sus pensiones cuando lleguen a la vejes. El problema en su conjunto no tiene para cuando acabar.
