TAL CUAL
Programa Paisano: Turismo de Alto Riesgo y Extorsiones
Luis Carlos Rodríguez González
Por estos días retornan a México millones de paisanos que residen en Estados Unidos para pasar las fiestas navideñas y de fin de año con sus familias, lo mismo en ciudades fronterizas como Nogales, Juárez, Reynosa o en estados expulsores de migrantes como Zacatecas, Michoacán, Guanajuato o Oaxaca, así como entidades más lejanas como Yucatán o Chiapas, entre otras.
Regresar a México en esta última década, desde el calderonismo hasta este último año de gobierno de Enrique Peña Nieto, se ha convertido para esos millones de mexicanos que residen, trabajan y estudian en Estados Unidos, en una verdadera odisea para llegar a nuestro país, cruzar las aduanas del SAT, atravesar por estados como Tamaulipas o San Luis Potosí, azotados por la delincuencia organizada.
Es un auténtico “turismo de alto riesgo, de aventura” y no por realizar actividades como el parapente, motocross o rapel. Nada de eso, es por la inseguridad, la violencia, el crimen y sobre todo la impunidad que ha sido el signo de la casa del calderonismo y del peñismo en el país.
Antes sólo era enfrentarse a las extorsiones en aduanas, garitas, retenes y en prácticamente todas los pueblos y ciudades por donde cruzaban los paisanos con sus camionetas o autos con placas de Texas, Illinois, California, Nuevo México, Arizona o Nevada, por mencionar algunos de sus lugares de residencia. Ver placas extranjeras para la Policía de Caminos, para la Federal, de la Ciudad de México, estatales o municipales era y es sinónimo de “mordida” en dólares, que por estos días están muy sobrevaluados.
De acuerdo a paisanos y clubes de migrantes, en promedio cada familia que regresa a México en vehículo pagan entre 500 y 1,500 dólares de mordidas, extorsiones y “multas” dependiendo de que tan lejos sea destino.
No es lo mismo quien sólo cruza la frontera para llegar a su pueblo en Sonora o Chihuahua que quienes tiene viajar miles de kilómetros en territorio mexicano para llegar a Jalisco, Michoacán, Aguascalientes, Hidalgo, Estado de México, Guerrero, Guanajuato, Oaxaca, Chiapas o Yucatán.
Pero eso ya no es problema principal. En aduanas de Reynosa si los connacionales pasan de la franquicia de 500 dólares, se tiene que pagar un impuesto extra a la Secretaría de Hacienda, pero también a grupos criminales que prácticamente tienen oficinas y “agentes” aduanales alternos en esa frontera.
Asimismo se ha optado por las llamadas “caravanas” de paisanos. No porque les guste ir en fila por las carreteras de México, sino para protegerse del crimen organizado y desorganizada que al igual que policías federales, estatales y municipales ven esta como una “temporada de caza”.
Aún así y casi heroicamente nuestros paisanos retornar cargados de regalos, de dólares, para reactivar la economía de cientos de regiones, de miles de pueblos, cuyos negocios, comercios, restaurantes dependen prácticamente de su arribo.
El Instituto Nacional de Migración (INM) presume como bombo y platillo el Programa Paisano y su Operativo Invierno 2017. Asegura que 1,292 observadores voluntarios de la sociedad civil, 190 módulos en 145 ciudades y 235 municipios se apoya los paisanos que arriban. Lo mismo presume el “Programa Diputado Amigo” donde legisladores federales se paran una hora en una garita, reparten folletos y creen que con ello ya están protegidos nuestros connacionales. Burocracia y demagogia pura. Tal Cual.