Columna: Comentando tu Ciudad
Los mexicanos queremos vivir sin partidos, ni políticos
*”Ternurita” Mancera, un despropósito hacerlo candidato presidencial
Por Luis Repper Jaramillo*
Ya se va, bota su responsabilidad, hace futurismo político y deja la Ciudad de México sumida en la inmundicia, inseguridad galopante, las vialidades destrozadas por sus múltiples e inútiles obras que han convertido a la capital de la república en el estacionamiento más estúpido, inmerecido y antipopular de que se tenga memoria en el DF y su nombre sucesorio.
“El ternurita” cuyo nombre de pila es Miguel Ángel Mancera Espinosa, incumplió su protesta al asumir el cargo en el lejano 2012, de cumplir y hacer cumplir las leyes del Distrito Federal, una de ellas elevar la calidad de vida de más de 11 millones de capitalinos, brindarles seguridad, paz, tranquilidad.
El insoportable Mancerita, no supo, no pudo mantener ese enorme, de verdad enorme capital político que en 2012 lo llevó a la Jefatura de Gobierno del DF, con más del 72% de votos, un hito en la historia no sólo de la Ciudad sino del país.
Un envidiable apoyo que de haber sido inteligente y reclutado un equipo de trabajo con asesores hábiles, sagaces, talentosos, visionarios esa aceptación pudo haber consolidado, 6 años después, un 85 y quizá 90 por ciento de respaldo… pero no, se rodeó de rémoras, compadres y aduladores, sin el mínimo talento para alimentar esa histórica ventaja electoral.
Sus enemigos internos son Luis Serna Chávez y su consanguíneo Julio César, (hermanos Macana), Héctor Serrano, Salomón Chertorivsky, Hiram Almeida, Tanya Müller, entre otros quienes sólo abonaron a su riqueza personal y futuro político, descuidando imagen, proyecto, trabajo y proyección de su Jefe.
“El sin partido” como siempre lo he llamado, retó al PRD durante 5 años de administración, rechazando afiliarse al Sol Azteca, que en determinado momento casi rompe relación. Pero los partidistas viendo que con Mancerita hay dinero… y mucho, se tragaron su orgullo y volvieron a la cargada ofreciéndole la candidatura del PRD a la presidencia de la república. Pero… Mancera, 2018 no es lo mismo que 2012 y jamás obtendrás una deferencia popular que te lleve a conquistar la “madre de todas las elecciones”, la presidencial.
Y no, por los miles de desaciertos, imposiciones, indiferencia, “valemadrismo”, soberbia, incapacidad para gobernar la entidad más importante del país.
Ni siquiera tuvo la habilidad de conformar un equipo de trabajo que velara por el buen vivir, seguro, apacible y digno de una ciudadanía exigente, sí, pero noble, responsable, participativa. Desde el inicio de su gestión fue imponer reglas cargadas de multas, castigos, restricciones, sanciones, penalidades.
Desde sus malditas fotomultas (inconstitucionales, dicho por la SCJN), la privatización de las calles, entre franeleros, parquímetros y arañas, pasando por el doble no circula, las dos verificaciones vehiculares al año. El literal asalto de las grúas capitalinas (regenteadas por un hermano de Marcelo Ebrard); el triple pago por mal estacionarse en vía pública: la multa, el arrastre y el derecho de piso en el corralón.
Otra sanción, sacada de la manga mancerista, estacionarse en donde haya línea amarilla en la orilla de la banqueta, que no amerita infracción o inmovilizador, sino arrastre para cobrar triple castigo.
Vivir en la CDMX en el sexenio de Mancerita se encareció con la elevación de los impuestos predial, de consumo de agua, el impedimento en zona de parquímetros para estacionar el vehículo del ciudadano frente a su casa, por contar con tragamonedas, y si no paga se impone la multa respectiva que rebasa los 800 pesos.
Mancera y caterva de rateros (Serna, Serrano, Müller, Chertorivsky, Almeida) se dieron vida de reyes a costa de los capitalinos. Habría que ver los aquelarres que organizaban los hermanos Serna, para el “Jefe” y compinches, pagados con los dineros de las multas, sanciones e impuestos, valiéndoles un comino la frase mancerista “gobernar la Ciudad es servir a la ciudadanía”… le corregiría el sentido “es servirse de ella” ¿o no, Luis, Julio César?
Se va Mancerita, pero en su maleta (como él) se lleva todas las asignaturas pendientes, la más lastimosa y que tiene en el hartazgo a los capitalinos, la inseguridad, pues una hora sí, y otra también, hay un asalto a mano armada en cualquier esquina de la Ciudad, al salir del cajero automático; después de retirar efectivo del banco. Lo que sucede en todas las líneas del Metro: carteristas, asaltantes, acosadores sexuales, vendedores, retraso, saturación.
El Metrobús cada día está peor, inseguro, sobresaturado, lento y pese a los reportes y quejas de los usuarios, ningún “funcionario” de la administración mancerista remedia o al menos palia el aberrante servicio.
Mientras esto sucede en la CDMX, “Ternurita” se ocupa más en su futuro político que en cumplir su palabra empeñada al asumir el cargo. Nunca tuvo la intención de gobernar bien… vamos, ni siquiera aparentar hacerlo, se ocupó desde 2012 en proyectar su imagen personal dentro y fuera del país.
Se compró en junio de 2013 el Título de “El mejor alcalde del mes” a la empresa transnacional City Mayors, que lo acreditaba como el súper gobernante. Distinción que sumó a su Carta de Vida (CV) para engrosar su futurismo político, con 6 años de anticipación.
Pero en contraste a su notable nombramiento (comprado), Mancerita dejo pasar la mejor oportunidad de su vida de demostrar que era un excelente gobernante, un acertado Jefe de Gobierno incorruptible, cuando al inicio de su sexenio ignoró todas las pruebas físicas, administrativas, tangibles, legales, que probaron que su antecesor Marcelo Ebrard había cometido un vergonzoso fraude por más de 12 mil millones de pesos, al inflar el presupuesto de la Línea 12 del Metro, la Línea Dorada.
Pero no sólo eso. De suyo es un delito federal, pues hubo inversión del gobierno de la república. Además del robo, la obra no sirve, los peritajes externo e interno sobre la construcción concluyen que los trazos, materiales, diseño, operación y servicio son inadecuados para el uso que se le está dando, a riesgo de que suceda una tragedia, por lo que exponen que debe destruirse y volver a construirla… pero no de la misma forma.
Ante lo sabido, Marcelo huyó a París, en donde vivió más de dos años rentando una suite de lujoso hotel y pagando colegiaturas multimillonarias a sus hijos… desde luego con parte de los 12 mil millones de pesos defraudados.
Pero el tema no es “El Carnal” sino el inútil de Mancera. En todo este escenario el “sin partido” nada hizo, cruzó de brazos, dejo hacer, dejo pasar, lo que lo convierte en cómplice de desfalco, que con el paso de los años (seis) deja leer que maquinó la omisión para que en su tiempo (2017/2018) -años pre y electorales- su cuate Marcelo aporte a la campaña presidencial que al parecer será por el PRD. En esto sí salió astuto Mancerita, para la transa.
Refería que en la elección de 2012 para Jefe de Gobierno del DF, MAM obtuvo 72% de aceptación y votos, cinco años y meses después, el desprestigiado e incapaz gobernante rasura apenas el 24 por ciento, es decir 48 puntos porcentuales menos, perdidos a pulso por su infame gestión, que ha hecho de sus multas, impuestos, obras inútiles, inseguridad, corrupción, impunidad, cuotas, cuates y cotos, su forma de gobernar y despreciar a más de 11 millones de ciudadanos y 5 millones más que a diario visitan, transitan y trabajan aquí, viniendo de estados vecinos de la Ciudad, como Estado de México, Hidalgo, Morelos, a quienes ignora.
Con la decisión de algunas tribus del PRD al inclinarse por Mancerita para el 18, se encaminan a una inminente derrota, por no ser el candidato ideal, sino una venganza de la izquierda en contra del panista Ricardo Anaya, que pretende la opción del Frente Ciudadano por México; es decir, no hay convicción para elegir al mejor, sino una acto de rechazo al panista que motu proprio levantó la mano para abanderar al Frente, que conforman PAN, PRD y MC.
Pero se resquebraja la Coalición pues el Sol Azteca se adelantó al panista y se fue por el peor (Miguel Ángel Mancera), un desacreditado, incapaz, indiferente, indignante funcionario público que ha hecho de la Ciudad de México, un nicho de delincuentes, una ciudad carente de ciudadanía, un conglomerado amorfo en donde el más hábil y transa sobrevive con la complicidad e indiferencia de un GCDMX, ajeno a los reclamos de su población por mejor calidad de vida.
Miguel Ángel Mancera no merece una candidatura presidencial… Fácil, si no sabe gobernar una Ciudad, menos podrá con un país de 125 millones de habitantes; tal como le sucedió al priista Enrique Peña Nieto, no lo digo yo, sino las cifras del Inegi, del Coneval, la OCDE, el FMI, incluso la ONU.
Los mexicanos no queremos pasar de Guatemala (PRI) a Guatepeor (PRD)
Déjenos vivir mejor y elevar nuestra calidad de vida. Sin políticos, ni partidos seremos felices
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU)