CARTAS DESDE CHICAGO
¡Trump, eso calienta!
/Rogelio Faz/
‘Quien se mete con mi familia se mete conmigo’, reza una sentencia. Es una reacción natural. Para los inmigrantes en Estados Unidos esto aplica al presidente Donald Trump, relacionándolo con la separación familiar, así sean por leyes inmigratorias. La pregunta es ¿cuál debería ser la reacción cuando la estamos llevando de perder?
Tenemos el antecedente que Trump dice lo que siente sin miramientos, sin tocarse el corazón. Ante esto cabe otra sentencia, ‘el que se enoja pierde’ o hace tonterías.
Está claro que Trump está determinado a dar un parón en seco a la inmigración por donde más duele, la familia. Nosotros los inmigrantes por instinto vamos a reaccionar, pero, no debería ser con envalentonadas acompañadas de insultos, hay que medir las secuelas. Los resultandos no nos están favoreciendo.
De lo que estamos seguros con Donald Trump es lo que no quiere. Pero tampoco tiene una idea clara de cómo armar propuestas serias. Por eso no ha presentado ninguna que no acabe en fanfarronada. Tenemos los ejemplos del Tratado de Libre Comercio con México y los ‘dreamers’.
Así que, cada decisión, o más bien cada ocurrencia de Trump, es una táctica dilatoria para fastidiar y ganar tiempo, una especie de regateo. Para entenderlo mejor, es como hacemos los mexicanos en un “flea Marquet” o en un “garage sale” para sacer el mejor precio.
A los ‘sonadores’ primero los tiene en suspenso, después les da esperanzas, y luego los desilusiona. El propósito es dar largas para ganar la partida, es su forma de hacer “fake business”. En eso sí está claro.
Se tiene la sensación que ya se agotaron todas las opciones; marchas, plantones, cabildeos, etcétera. Acciones que deben de continuar si se manejan con cordura y sangre fría. Desafortunadamente hay algunas manifestaciones y declaraciones de nuestra parte que echan todo por la borda, hay cosas que no se deben de decirse o hacer por mucho que nos caliente la sangre. El que se enoja pierde.
Como insultar con quien se está negociando. Además, a los inmigrantes nos haría bien aceptar la parte que nos corresponde de culpabilidad, a la mejor eso nos ayuda a aceptar lo que para algunos será lo inevitable. Los padres fuimos los que tomamos la decisión de traer a nuestros hijos sin papeles.
Y Trump pretende dar un parón con sangre fría a esa costumbre, cuanto y más cuando ve y escucha cosas que lo calientan.
La decisión ejecutiva de Barack Obama con DACA nos abrió una puerta, pero Trump, nos dio un portazo atrapándonos los dedos con el marco de la puerta. Negociar en esas condiciones es difícil. Podemos gritar de dolor, pero no amenazar con partirle la madre ya adentro.
Es una situación que se debe de manejar con tacto. Como no dar derechos por anticipado cuando todavía no los tenemos, actitud que han asumido algunos dreamers con insultos o incongruencias. Si tuviéramos derechos no estaríamos en esta situación.
Trump y sus seguidores a esas actitudes las ven como si nosotros nos estuviéramos metiendo con su familia. Y eso calienta a quien ya sabemos cómo piensa, habla y actúa.