Lozoya Austin, poco a poco la verdad asoma
*El caso Odebrecht/Pemex data de la campaña presidencial priista de 2012
Por Luis Repper Jaramillo*
El desprestigio viene acompañado siempre de más calamidades. Es una situación prevenible, calculada y corregible, cuando se tiene talento, visión de futuro, entereza, inteligencia, preparación, etc. pero cuando se carece de estas cualidades, no hay poder en el mundo que eleve la credibilidad, confianza, respeto, certeza, fe y perdón.
Es obvio que me refiero al sexenio e imagen de Enrique Peña Nieto, quien desde sus días de gloria de campaña (2012), antes como (des) gobernador del Estado de México estaba condenado al fracaso como Jefe del Ejecutivo. La gota de derramó el vaso y que esto sí, “lo marcó para toda su vida”, como inculto, impreparado, incapaz, fue la visita (mal agendada) a la Feria Internacional del Libro, de Guadalajara (FIL), en diciembre de 2011, en donde pomposamente presentaría “su libro”, “México, la gran esperanza” como Candidato del PRI a la presidencia de la república.
Sin embargo, sólo 4 minutos, 240 segundos, bastaron para desnudar y destrozar la imagen de un político improvisado, creado por Televisa y TV Azteca, sobreprotegido por un grupo de pésimos “asesores” –entre ellos Luis Videgaray Caso- minutos que exhibieron a un sujeto que nunca en su vida ha leído un libro… ¡vamos, ni su propia Tesis profesional! que con el tiempo se supo el 80% de ella fue plagiada.
Ahí empezó el principio del fin de un proyecto político que no cuajó, porque fue hechizo. Mal de origen, pues desde su gubernatura mexiquense de 2005 a 2011, Televisa y su “conductor estrella”, Joaquín López Dóriga, se encargaron de moldear, diseñar, crear, destacar la imagen de un político –meramente mediático- para convencer a los mexicanos que era la mejor opción para el país, tras dos sexenios desastrosos panistas (Fox y Calderón). Pero sólo crearon un figurín vacío, impreparado. Esto no le importó a la televisora de Chapultepec, pues ya había ingresado a sus arcas los millones de pesos que ese “actor” costó.
El tiempo dio la razón a Carlos Fuentes, excepcional escritor mexicano, cuando antes y luego del “triunfo” del priista expresó: “si Peña es Presidente, México necesitará más ayuda que un barco que se hunde”. Remató, “El PRI y su candidato presidencial, no tienen respuestas convincentes para los problemas de México” Acertó
Pero las palabras lapidarias que Carlos Fuentes externó, una vez que el mexiquense “ganó” la elección fueron “Este señor tiene derecho a no leerme (se refería a la torpeza de Peña Nieto, en la FIL de Guadalajara, de atribuir –no lo sabía- la gran obra del escritor “La Silla del Águila”, a Enrique Krauze), lo que no tiene derecho es a ser Presidente de México a partir de la ignorancia; eso es lo grave” Una vez más, Carlos Fuentes tuvo razón.
Y tras estas iniciales incapacidades peñistas, en los 4 años 8 meses del sexenio sigue dando tumbos, vergüenza, irritación social, principalmente por el ADN priista: la CORRUPCIÓN.
Hasta aquí dejo lo del “Ejecutivo”. Pero si el Jefe es malo, eso lo aprovechan sus esbirros (PRI) para hacer de las suyas, no abundaré en lo ya escrito y conocido por la sociedad, sólo dejo estos nombres: Javier Duarte de Ochoa, César Duarte Jáques, Roberto Borge, Rodrigo Medina, Andrés Granier, Arturo Montiel, Carlos Romero Deschamps, José Antonio González Anaya, Pedro Joaquín Coldwell, Alejandro Murat. Mario Marín, Carlos Salinas de Gortari, Raúl Salinas de Gortari, Elba Esther Gordillo, Napoleón Gómez Urrutia, Luis Videgaray Caso, Luis Miranda Nava, Gerardo Ruiz Esparza, Rosario Robles Berlanga y decenas más.
Se cuece aparte a otro corruptazo que recién saltó a la palestra gubernamental por su amor a la corrupción. Me referiré al ex Director General de Pemex, Emilio Lozoya Austin, quien ha sido acusado por sus cómplices brasileños de soborno, superior a 10 millones de dólares.
De suyo, este acto es asqueroso y vergonzoso. Es fatal por las circunstancias en que se da, pues involucró a 5 principales actores de la corrupción: Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray Caso, Emilio Lozoya Austin, Humberto Moreira Valdez, Raúl Cervantes y el PRI, organigrama de la campaña presidencial priista de 2012.
El reparto estaba integrado por Peña, Candidato. Videgaray, Coordinador, Lozoya, Director de Asuntos Internacionales; Moreira, Presidente del Partido, Cervantes, Coordinador Jurídico y PRI, pretexto para obtener dinero.
Por eso, los actos de corrupción de Emilio Lozoya, no son caso aislado, sino involucra al gobierno de la república, sus testaferros y al primer círculo peñista; en pocas palabras, además de desvergüenza, conlleva conflicto de intereses que confirmas el gobierno fallido, una gestión envuelta en dinero sucio, para alcanzar la victoria.
El origen de las trampas priistas, data de 2012, cuando en plena campaña presidencial, Pemex y Odebrecht maquinaron un soborno por más de 10 millones de dólares, para que la compañía brasileña realizara obras en instalaciones petroleras, elevando los costos, a cambio de la concesión. Por adelantado, la empresa extranjera otorgó a Lozoya Austin 3 millones 140 mil dólares, de los cuales entregó parte a las actividades partidistas de su “candidato”, otra al PRI y más para uso personal, al grado de que en ese año, Lozoya se construyó una mansión con valor superior a 38 millones de pesos.
Esto es, si bien el susodicho es millonario, en aquel 2012 no estaba empleado, realizaba actividades partidistas (sin salario) en favor de Enrique Peña Nieto, de la noche a la mañana se hace de una residencia multimillonaria.
El resto del “acuerdo” 6 millones 860 mil dólares, le fueron entregados a Lozoya, ya como Director General de Pemex, puesto que le dio su amigo de Atlacomulco, como agradecimiento por haber “ganado” la elección presidencial.
Pero las cosas no pararán con la acusación, exhibición, juicio y posible sentencia al corrupto. Sin quiere minimizar los años de cárcel que merece, que ganó a pulso por sus corruptelas, debe “hablar”, decir toda la verdad. Detallar de cuanto y quienes son los beneficiarios de esos 6 millones 860 mil dólares, que imaginamos nombres y cargos actuales.
Uno de los 5 actores mencionados, Raúl Cervantes, compañero de campaña de Lozoya, encargado de los asuntos jurídicos, también fue beneficiado por el “gane” de Peña. Lo hizo Senador. Después lo asciende a Procurador General de la República, en sustitución de la incapaz Arely Gómez. Hoy al flamante Fiscal del país, se le presenta un conflicto de interés: investigar y sancionar a su amigo, colega, compinche en el proceso electoral de 2012. Cervantes, si aplica la ética, la función pública, la moral, debe enseñar a los mexicanos todo el proceso de investigación del Caso Odebrecht/Lozoya Austin, para demostrar que en este país existe justicia.
Peeero… dicen que “perro no come carne de perro” por lo que dudo que el proceso en contra del corrupto Lozoya Austin, pase del escritorio de Raúl Cervantes, se le dará largas, para que a través del olvido, no pase nada.
2012 fue para el PRI un año malo, sí, no equivoco la percepción. Malo, porque ganó la presidencia del país a la mala. Primero por las acciones fraudulentas de su Presidente, Humberto Moreira Valdés, comprando votos y conciencias con la Tarjeta Soriana y el Monedero Electrónico Monex… hoy se sabe, a través de funcionarios de la empresa brasileña Odebrecht que en ese año (2012) adelantó al Coordinador de Asuntos Internacionales de la Campaña, Emilio Lozoya Austin, 3 millones 140 mil dólares; dinero que hasta la fecha, el inculpado no ha querido decir en dónde está, quienes fueron los beneficiarios, ni cómo justifica ante la ley, la adquisición de una mansión de más de 38 millones de pesos.
Ante tantas evidencias se confirma que el desprestigio peñista no es atribuible sólo a él, su primer círculo, su partido, sus gobernadores corruptos, él mismo (Casa Blanca, de Las Lomas de Chapultepec), abonaron a la calamidad de gobierno fallido que tiene a los mexicanos al borde de una reacción social incalculable.
Ya hay muestras de rechazo popular a la figura y representación que tiene Peña Nieto, cuando en los más recientes actos públicos en el interior del país, la gente sale a las calles a protestar con pancartas, gritos y acciones en repudio a su presencia. Algunas cartulinas expresan “no es bienvenido”, “eres persona no grata”, “no lo queremos aquí”, entre otras, lo que provoca enfrentamientos verbales, agresiones, golpes e insultos, de la población contra elementos del Estado Mayor Presidencial, soldados del Ejército, Marinos, policía estatal, municipal y efectivos de Guardias Presidenciales.
El tema Odebrecht, no es nuevo (data de 2012), lo tenían guardado para mejor ocasión y hoy estalló.
No sólo es Lozoya, insisto, está involucrado desde el PRI hasta Enrique Peña Nieto, sólo es cuestión de jalar la madeja, seguir la ruta del dinero y saldrán a la luz, nombres, cargos y riqueza de los inmiscuidos.
¿Lozoya Austin, tendrá el valor de decir la verdad o guardar vergonzante silencio? El hecho ahí está: la corrupción priista, ahora gubernamental en su máxima expresión.
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU)