Columna: Mosaico Ciudadano
En política es indispensable gobernar en pirámide iniciando desde abajo, con un conocimiento pleno de las fortalezas de la población y de cada comunidad para elevarlas, y mejorarlas.
Por Amalia Martínez Austria
Ningún gobierno puede sentirse confiado de su gobernabilidad en tanto con hechos no demuestre la capacidad para trabajar en favor de lo justo, y siempre en beneficio de los grupos más vulnerables de toda sociedad.
Muchos gobiernos de cualquier nivel, Federal, Estatal o Municipal no están exentos de entenderlo. Sin embargo, el primer contacto con la población y la primera respuesta que tiene un ciudadano ante cualquier petición es en cada uno de los Municipios de cada Estado. Son ellos los que deben ser los mejores gestores, los que tienen la obligación de resolver y mejorar la vida de sus gobernados sin pretextos de falta de recursos, cuando hay dispendio para acciones que no deberían anteponerse a aspectos referentes a salud, creación de empleos, servicios públicos que mejoren la calidad de vida de la gente, y en esencia nuevas fórmulas que logren desarrollo sustentable para cada familia.
Está en cada Municipio, primer nivel de gobierno, responder con acciones, sus dichos de campaña. Mantener la mirada fija en la búsqueda de recursos y ser gestores por su gente, sin que exista de por medio la pérdida de credibilidad y el enfoque de humildad por el sonido goloso de quienes por conveniencia los elevan y los hacen perder el piso.
Existen poblaciones pequeñas, con recursos naturales por explotar, con minería por desarrollar, y una cultura, recursos naturales e identidad única que los hace merecedores de nuevos tiempos. Cada lugar a lo largo y ancho de la república mexicana tiene lo suyo, aspectos que los singularizan y deben ser conocidos y reconocidos. El talento está, en la búsqueda de apoyos de cualquier índole inversión gubernamental o particular y eso engloba la capacidad para gestionar, para convencer.
La política es un fin, y no solo un medio. Es la oportunidad de servir, sin servirse. En política es indispensable gobernar en pirámide iniciando desde abajo, con un conocimiento pleno de las fortalezas de la población y de cada comunidad para elevarlas, y mejorarlas. Es estar al lado de la gente, pero no solo en campaña, cuando son necesarios, sino siempre. Es tener la puerta abierta de la oficina para atender, comprender y resolver. Es caminar los mismos suelos, las mismas carencias, y saber subsanarlas. En esencia así debería ser. Dejar de palmear y sonreír sin que exista una comunión de intereses sanos.
Hoy, ya jamás será ayer. La población sabe lo que es hartazgo, y tiene sus límites aunque pueda parecer lo contrario, el campesino, comerciante asalariado, gente común ha cambiado. Por ello ningún gobierno debe sentirse confiado de la gobernabilidad que pueda sentir ostenta en tanto no resuelva y se decida a hacer lo correcto y tratar al menos de pasar a la historia, si así lo requiere su ego como un político diferente y eficiente. Los tiempos han cambiado, hay que entenderlo.