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En el quebranto de México, los ciudadanos tenemos cierta culpa

*La sociedad debe hacer una reingeniería ciudadana alejada del Sistema

Por Luis Repper Jaramillo*

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En este magnífico espacio que semana a semana me brinda la oportunidad de expresarme ante ustedes, he criticado, defenestrado, acusado, mostrado y los etcéteras que quieran, las ineficiencias, incapacidad, corrupción e impunidad de los actores gubernamental, político y legislativo… porque es verdad, porque no sólo lo vemos, sino lo padecemos y en gran medida, nosotros; ustedes quienes leen, somos indirectamente culpables, quizá por apatía, dejadez, tolerancia, omisión (lo más perverso), complicidad e indiferencia.

Sí. Hemos sido demasiado tolerantes e indiferentes, al grado de caer en sumisión, pues durante los 74 años de gobiernos del PRI y 12 de la docena trágica del PAN, los políticos, partidos y gobernantes nos han reiterado la misma receta de corrupción y cada elección trianual y sexenal, caemos en equivocación (votar por lo mismo y los mismos), y nos repiten la fórmula… y ahí vamos a la urna.

Ya convertidos en poder (ejecutivo y legislativo), lamentamos, mentamos y crucificamos ¡por lo que votamos! a los indecentes actores, pero no remediamos la situación.

Caemos en el “ai se va”, “luego cobraremos facturas”, etc.

Ellos, astutos, malévolos, infames, tramposos y desmadrados aprovechan la inconsistencia social y legal para seguir en el carro de la corrupción (partidos, leyes, instituciones electorales –INE, Tribunales Electorales, Fepade) manteniendo su actitud, la que tiene a México al borde de la ingobernabilidad, el colapso social, económico, político y diplomático… Esa es su condición y status quo, porque carecen de valores morales y éticos.

En esta vorágine de inestabilidad gubernamental, en donde un día sí y otro también se le abren frentes de desgobierno, incapacidad y guerra diplomática (deportación de cientos de mexicanos de Estados Unidos) la inminente ampliación del Muro Trump, etc. el sexenio peñista llama a la Unidad, que ya existe –en su contra-, pero sigue cometiendo desaciertos e inconsistencia que purga a la sociedad en las calles, en las redes sociales, en los medios de comunicación… y todo es verdad.

Nunca en 70 años de “dictadura perfecta”, (PRI) y 12 de la “docena trágica” (PAN), un gobierno a inicio, mitad y resto, ha sido tan cuestionado, abandonado, maltratado, juzgado y denostado como el de Enrique Peña Nieto, por todo lo que se ha escrito, dicho, hablado, dibujado, fotografiado, editorializado, comentado e insultado… y todo es verdad.

Y surge la pregunta. ¿Qué responsabilidad en este quebranto sexenal tenemos los ciudadanos? Cierto porcentaje, mínimo, pero culpa al fin. Porque nos hemos acostumbrado a que todo nos lo da “papá gobierno”, pero lo hace malévolamente, porque de los presupuestos autorizados, simula –haciendo trampa- dándonos servicios baratos, educación, tendenciosa, salud insuficiente, seguridad incompleta, vivienda vergonzosa, etc,  quedándose (ellos) con la mayoría del dinero, en contubernio Gobierno/Partido Político. Amasando grande fortunas y propiedades los presidentes del país, gobernadores, diputados, senadores, alcaldes, Ministros de la Corte, etc.

La sociedad lo sabe… y se deja. Acuñamos varias frases absurdas, pero ciertas: “está bien que roben, pero que hagan algo”, “este robó, pero modernizo el Estado”. Ellos, siempre argumentan “mi fortuna es bien habida”, “es herencia de mis padres”, “mi gobierno siempre fue transparente” y más. Lo sabemos, pero no actuamos en su contra.

Así surgieron la Colina del Perro, La casona de San Jerónimo o Centro del Tercer Mundo, El Partenón, La Casa Blanca (Lomas de Chapultepec), el Rancho San Cristobal, con su réplica del despacho presidencial de Los Pinos, la Estela de Luz y muchos agravios contra los mexicanos, convertidos en bienes muebles e inmuebles, cuentas bancarias y más.

Así son ellos, qué le vamos hacer, dicen los conformitas. La historia los juzgará, señalan los optimistas.

Pero retomo la pregunta, ¿qué hemos hecho, como sociedad, para evitarlo?. Nada, dejamos hacer, dejamos pasar y votamos por ellos… Para que nos quejamos.

A partir de ya, debemos dar un giro moral a esta situación,  iniciando en casa, en el hogar, en el seno familiar… qué por nosotros no quede. Demostremos a los corruptos políticos, gobernantes, partidos políticos y afines, que 120 millones de mexicanos somos honestos, decentes, honorables, trabajadores, solidarios.

Debemos adoptar la decisión y carácter de la población de Islandia, que en 2008, cuando su gobierno y sus políticos provocaron una crisis económica, que dañó la vida digna de los islandeses, en Unidad denunciaron, desmostaron, exigieron y lograron meter a la cárcel a los funcionarios y políticos que desataron el quebranto financiero y la angustia de las familias.

¿Qué, esto no lo podemos hacer aquí? Claro que sí, existen las instancias legales y administrativas para demostrar la corrupción, deshonestidad e intención de robar, mal gobernar, defraudar y más de la caterva de gobernantes, partidos y políticos  tramposos.

Para ello, insisto, ésta reingeniería debe nacer en casa, explicando, enseñando, demostrando, guiando a los hijos el bien hacer, bien actuar; decencia, honestidad, empezando por colaborar con mamá y papá en el aseo, orden y responsabilidades de la casa: limpiar su habitación, tender su cama, ordenar su ropa usada, dividirse los quehaceres domésticos: baños, cocina, patios, azoteas.

En la escuela atender todo, disciplinarse y respetar al compañero, hacer las tareas, colaborar en la organización del inmueble y su funcionamiento.

Los adultos, ser disciplinados en la calle: respetar señales de tránsito, velocidad, cruceros, no utilizar celulares, Tablets, IPhones, etc. mientras se conduce. Llegar a tiempo al trabajo, cumplir con la agenda del día, no utilizar las computadoras de la oficina para asuntos personales. No desperdiciar, menos robar, los insumos del trabajo (plumas, hojas, folders, etc.) y cumplir honestamente el horario y las disposiciones de la autoridad.

En cuanto a las obligaciones tributarias de la casa y propiedades, pagar en tiempo y forma predial, agua, tenencia (refrendo), luz, gas, verificación vehicular, multas, servicios, que aunque nos enfade, son las aportaciones ciudadanas al erario local, municipal, estatal y federal… Qué no quede por nosotros, pagemos nuestras obligaciones, si aquellos lo roban o defraudan, no seremos cómplices y tendremos la calidad y autoridad moral para denunciarlo y exigir paguen las consecuencias de sus malos actos.

En lo colectivo, con los vecinos, reiniciar una buena vecindad, ser tolerantes, propositivos, ejemplares… que no quede por nosotros. Sabemos que el cohabitante casi siempre es difícil, porque nunca colabora, sólo le importa su espacio y propiedad, pero si provocamos jornadas de limpieza, descarcachización, embellecimiento físico de las casas y crear espacios verdes y recreativos para los niños, podría cambiar la mentalidad del reticente.

Estos pequeños detalles pueden ser el inicio de la reingeniería social y ciudadana que avergüence a funcionarios públicos, políticos, partidos y afines de que con trabajo, honestidad, transparencia, unidad y amor por su calle, colonia, ciudad, estado y país, las cosas pueden ser diferentes.

Ellos son desechables (3 y 6 años), nosotros permanentes, hagamos nuestra labor… que no quede por nosotros.

Somos honestos, no como esa caterva de corruptos emanados de los partidos políticos, hereda puestos, “compromisos” promotores de los cotos, cuotas y cuates que han hundido en la boñiga a este sexenio, que “ya no quiere queso, sino salir de la ratonera”.

El  domingo 12 de febrero demostramos al Sistema que estamos Unidos, por México, no por su gobierno. Marchamos, protestamos contra Trump, pero motu propio. Quienes fuimos lo hicimos por convicción, por defender nuestra dignidad y soberanía.

Estamos unidos, Peña Nieto, porque respetamos nuestro país… no como otros.

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU)

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