- Un festín gastronómico se ha instalado en el Museo Nacional de Culturas Populares, en donde incluso se pueden degustar tamales exóticos de México y Centroamérica
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Verdes, de chile colorado, de mole negro, de cochinita pibil y hasta de pejelagarto, envueltos en hojas de maíz y de plátano, servidos con crema y queso, son parte de la oferta de tamales que a partir de este viernes 27 de enero y hasta el 2 de febrero, capitalinos y turistas pueden degustar en la Feria del Tamal.
Desde temprana hora, más de 40 productores de este delicioso platillo estaban listos en el Museo Nacional de Culturas Populares, a donde comenzaron a acudir los visitantes para deleitarse con tamales de todos los rincones del país e incluso, de otros países como El Salvador, Nicaragua y Honduras, cuyos precios oscilan entre los 15 y los 90 pesos.
Y es que la Feria del Tamal, que este año celebra su edición número XXV, ofrece una gran variedad: desde los tradicionales de pollo o cerdo con salsa verde o mole, rajas con queso, elote y dulces con pasas y piña, hasta algunos con ingredientes más exóticos como pejelagarto, chapulines, sesos de chancho, gusanos de maíz y coco y anís.
De Tlaxcala, se venden los llamados largos, servidos con mole verde o rojo, pollo y ajonjolí; de Yucatán los vaporcitos de cochinita pibil; de Oaxaca los de mole negro y los amarillitos, hechos con chile guajillo, hierba santa y pollo, mientras que del Estado de México están las palomas, de forma triangular, rellenas de carne de puerco y bañados con salsa verde o de cacahuate.
Los asistentes también podrán probar las corundas y uchepos de Michoacán y los tamales divorciados que son de pollo y se sirven con dos salsas; los de Tabasco hechos con chipilín, masa colada y pejelagarto o bien, los vegetarianos de champiñones, verdolagas, calabacitas, frijol con hoja de aguacate, todos con manteca vegetal y los tamales dulces de amaranto, guayaba, durazno, nutella, chocolate con menta y zarzamora.
De la región centroamericana, se ofrece el nacatamal hecho de cerdo o pollo, con arroz, papas, chícharos, aceitunas, alcaparras y garbanzos en hoja de plátano; de Honduras está el llamado montuca de elote tierno con pollo en achiote, servido con crema y queso y de Nicaragua los paquitos, hechos con plátano macho maduro.
Desde Veracruz llegaron los chanchamitos con costilla de cerdo, los de camarón con calabaza y el zacahuil, que es el tamal más representativo de la Huasteca, que puede medir hasta dos metros y cuya cocción hecha en horno de piso llega a tomar hasta 12 horas.
De la zona de Culhuacán, los asistentes podrán conocer y degustar el tlapique, un envuelto en hoja de maíz que no lleva masa, sólo un guisado que puede ser asado o al vapor, de nopales, pescado, salmón, mollejas de pollo o ahuautle, la huevera del mosco.
Mundy Rodríguez, de Honduras, celebró la realización de la Feria del Tamal porque en ella, dijo, puede dar a conocer un poquito de su país por medio de la comida. Mientras que Alejandra Pichardo, de Toluca, con más de 40 años haciendo tamales, aseguró que el secreto está en batir la masa, hecha con maíz pozolero llamado cacahuazintle, a mano, lo cual le da otro sabor.
Para acompañar todas estas delicias, la feria del Tamal ofrece además una gran variedad de bebidas, sobre todo atoles, por ejemplo de pinole, alpiste, maracuyá, mamey y el llamado de novia con tres leches y tres chocolates y el de monja con rompope, pero también aguas frescas de exóticos sabores, como el pozol, el agua de cacao, maracuyá, xoconostle y chaya, así como la mistela centroamericana hecha con agua de coco, piña, manzana, canela, clavo, cereza y maracuyá.
“Aquí traigo 100 pesos”, señalaba uno de los asistentes ante la gran variedad de tamales que, como ya es tradición desde hace 25 años, se pueden disfrutar en esta Feria del Tamal que estará abierta hasta el 2 de febrero en el Museo Nacional de Culturas Populares, ubicado enAvenida Hidalgo No. 289 colonia Del Carmen, Coyoacán. La entrada es libre.