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El mojón de Trump y de la Ford

CARTAS DESDE CHICAGO

El mojón de Trump y de la Ford

ROGELIO FAZ

Tras el anuncio de Ford Motor Company, de no instalar una planta en el estado de San Luis Potosí, México, después de un acuerdo formal, nos obliga ver más allá de una mala inversión económica y del tiempo perdido. Esto a raíz de la influencia ejercida por el futuro presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

El gobierno del estado potosino había ofrecido a la compañía Ford, una serie de beneficios extraordinarios como excepción de impuestos, terrenos, infraestructura para suministrar energía eléctrica y agua, que incluía a otras compañías proveedoras. Inversiones que quedaran en terrenos baldíos solo delineados por mojoneras (señales para fijar linderos).

Si romper un trato consiste solo en decir “mi mamá dijo que siempre no”, entonces se estaba tratando con gente sin palabra, irresponsable o ventajosa, una descripción muy acorde a Trump. Y lo primero que se viene a la mente es saber si el gobierno, en este caso el potosino, o el gobierno Federal, reaccionarán con dignidad.

Pero de antemano conocemos de su falta de carácter en estos quehaceres. Es aquí, independientemente del arreglo de las partes, una reacción por parte de la sociedad agraviada.

Pues también hay un daño moral y EU lo sabe muy bien pues, bajo ese argumento, se ha cobrado muchas y muy caras.

Y no dejarlo solo entre autoridades, políticos o intereses privados. La ocasión nos lleva a reflexionar a todos en lo particular –mexicanos- y a reaccionar de acuerdo a nuestra capacidad y conciencia, por supuesto sin cometer los agravios generalizados de Trump.

Lo primero que se ocurre es no comprar automóviles Ford. No obstante sabemos esto sería contraproducente. Pero que  tal y a manera de desahogo dejar de consumir todo lo que representa la chatarra estadounidense que no sea indispensable, algo similar a una vista de Trump a México.

Para eso  basta ver la televisión mexicana que está llena de programación pacotilla, como comedias americanas dobladas al español que no van acordes a nuestra idiosincrasia; o de persecuciones policiacas como si no tuviéramos suficientes con las nuestras; o “los mejores videos”, payasadas con gente que a la mejor tienen el mismo criterio de Trump; o bomberos  rescatando a un gatito; o la migra arrestando a paisanos; o mamarrachos empeñando triques y la lista es interminable.

En esto cabe también la industria del deporte que bien representa el imperio, como el futbol americano que nos tiene como idiotas siguiendo las estadísticas del juego y a los fortachones jugadores. Halagados por que juegan un partido en territorio Azteca, donde solo somos espectadores.

Un mundo al que admiramos y nos subestima. Condición que se manifiesta y motiva a gente como Donald Trump, a ser un mojón en el terreno que delinea las actitudes entre el respeto y los agravios.

Él podrá tener los argumentos que quiera para justificar sus acciones en beneficio de su EU, pero debido a que van acompañados con insultos generalizados, se convierte en esa porción de excremento que nadie quiere pisar pero imposible de no ver y oler. Aquel que espere a que las autoridades mexicanas le limpien las narices embarradas allá ellos.

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