CARTAS DESDE CHICAGO
EMPACHADOS DE “TRUMPKEY”
Rogelio Faz
El pasado jueves en Estados Unidos se celebró el Thanksgiving Day, Día de Acción de Gracias. Tradición que reúne a la mayoría de las familias estadounidenses en ceremonias religiosas y alrededor de la mesa para compartir alimentos, en un ritual para agradecer lo recibido, y lo deseado.
Según la tradición esta costumbre inicio allá por el año 1621, después de que los peregrinos recibieron ayuda de los nativos americanos, además de celebrar la cosecha del año. Dando inicio a la tradición de cocinar un guajolote, pavo o ‘turkey’ asado al horno.
En la actualidad cada cuatro años esta fecha casi coincide con la elección presidencial de EU. Que junto al festín de las ofertas comerciales con el ‘black Friday’, sirven para suavizar la tensión de la contienda electoral.
Para quienes siguen fielmente la tradición de la cena, el menú implica una decisión familiar. Dígase de paso, es un buen hábito –a quien quiere- pues ayuda a valorizar lo positivo como es a la familia, salud y la comida en la mesa, independientemente que tan religioso se sea.
Actitud que se ve reflejada en el esmero de la preparación del famoso platillo, y debido a que es seco y con un sabor no muy agradable, está el recurso de una buena ración de condimentos y fe para que el pavo no tanga tanto sabor a guajolote.
El turkey es grande y requiriere de muuucha sabiduría gastronómica por lo que sería una pena tirar lo que no se comió ese día, además es un pecado tirar comida. Así que durante los siguientes días se servirá en recalentado con variantes en su preparación. Pero aun así sigue siendo el mismo pavo con su olor peculiar de gallina mojada. Después de todo es de la especie ave galliforme.
Claro que la cena no tiene que ser necesariamente turkey. Pero es una decisión que se da después de una consulta familiar, la que muchos desoyen cuando se les pregunta que prefieren de cenar y tomar en cuenta que será el platillo de varios días.
Algo similar está sucediendo con la elección de Donald Trump para presidente, que parece se pavonea al saber que es la cena de todos. Ahora para digerirlo se necesita darle unas buenas recalentadas o adherirle diferentes condimentos para esconderle su sapidez. Además de consultar porque paso la elección.
Si durante estos cuatro días ya estamos hartados del turkey, pues durante los próximos cuatro años quedaremos empachos de trumpkey. Y todo porque algunos decidieron no participar en la elección del menú cuando pudieron haber escogido otro platillo como; gallina vieja o jamón rancio.
Y es que cuando nos solicitaron participaran en la decisión de que queríamos los próximos cuatro años, muchos se quedaron indiferentes, ahora todos tenemos que tragarnos al guajolote a secas.
Esperemos no tener que pasar 20 años comiendo de embute recetas ideológicas que indigesten hasta a la familia que lo cocino, como si fuera un sancocho de tiempo ‘atra’.