CARTAS DESDE CHICAGO
Para no variar de tema: Donald Trump. Vaya que es inevitable sea por una razón u otra
Rogelio Faz
En esta ocasión es para señalar su problema de patología social.Una cosa es que los adultos de vez en cuando tengamos actitudes infantiles con personas de confianza a manera de relajamiento, sobre todo con los pequeños. Y muy diferente a que un adulto salga con barrabasadas infantiles para minimizar o eludir responsabilidades, lo cual se traduce en inmadurez.
Ese es el Donald Trump, esa es su personalidad natural y no va a cambiar. Todo esto se pude confirmar con sus respuestas absurdas, como la que dio después que se diera a conocer la grabación cuando se refirió a las mujeres de manera ofensiva y vulgar. Por un lado está el hecho reprobable de su actitud y por el otro su cobardía infantil consciente de la verdad.
Como prueba de su incongruencia también está el primer debate (Clinton –Trump), de acuerdo a opinión de expertos y no expertos, Hillary gano gracias a las torpezas de Trump que exhibo además de lo no presidenciable; infantilismo al decir “si ella da a conocer sus email yo rebelo mis impuestos”, ‘oh come on’! Si ella es capaz de lo que dice y más, eso no justifica que él no declare su “honestidad”.
El contraste fue por la vicepresidencia, pues el deschavetado resulto ser el demócrata Tim Kaine, contra el republicano Mike Pence que aun con desventaja por defender lo indefendible, salió avante y hasta con un toque presidenciable, lo que no tiene Trump. Tanto que ahora piden lo remplace.
Este domingo para el segundo debate se vuelven amarrar navajas y al grito de ¡cieeerren las pueertas señores! cada equipo se prepara para soltar a su gallo… y gallina. Bueno, no creemos que Hillary tenga nada de eso pues se espera saldrá con los espolones bien puestos, cuanto y más con las divulgaciones del desliz vulgar y perverso del ‘porky’ Trump.
En dicho video Trump se refirió a las mujeres de manera despectiva como si se trataran de un producto sexual desechable o de mercadotecnia, disponibles para “ellos” por ser superiores e irresistibles. Su único freno es el desgate de su ego.
Es probable que en determinado momento cualquiera de nosotros por despecho, decepción o venganza se mancille al sexo opuesto. Sin embrago, las circunstancias y hasta la edad son factores que hay que tomar en consideración. Y nuestro “míster porky” tiene todos los síntomas de patología social. Y el dinero no le ha quitado el trastorno.
De llegar Trump a la presidencia significaría aceptar la decadencia de la sociedad estadounidense.
También el electorado debe de comprender que el razonamiento o la actitud que utiliza un gobernante, un estadista o una persona que administra la vida de muchos de sus gobernados, no es la misma que la de un común. Es en otras palabras, alguien que tiene una responsabilidad más allá del interés personal de cualquiera de nosotros.
No se trata de justificar a Hillary Clinton que también está marcada por deslices en la función pública, pero a comparación del mister universo marrano de Trump, con su inmoralidad e incapacidad mental todavía se atreve a hacen decir: “Fue un error el que cometí, pero Bill Clinton fue peor”.
Está de sobra aclarar que el mister porky, además de ser un cochino en el trato a las mujeres, su estrella de celebridad esta por acabarse.
