*Indecisiones, corrupción, debilidad, errores alimentan la crisis
Por Luis Repper Jaramillo*
Lo que economistas, analistas financieros, el ama de casa, el jefe de familia, la clase media y la paupérrima no creerían, Enrique Peña Nieto lo logró: devaluar el peso mexicano y sumergirlo a 20 unidades por dólar. En sólo 4 años de su sexenio destrozó nuestra unidad monetaria en 70 por ciento. Ningún otro mandatario había lograda tal hazaña.
El panista Felipe Calderón, dejo la divisa en 13.95 pesos por dólar. Con el regreso del PRI a Los Pinos, las cosas empeoraron y el billete verde empezó a ascender año tras año, sin que las políticas financiera, económica, laboral, energética impulsadas por el mexiquense hicieran sombra al crecimiento de la moneda norteamericana.
Los puristas y defensores peñistas dirán que no es su responsabilidad, sino del entorno internacional, de la caída de los precios del petróleo, del fortalecimiento del dólar ante las monedas del mundo, de la política –ésta SÍ defensora de su país, la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos), de la recuperación económica y social del gobierno de Barak Obama, y decenas de argumentos más, y es cierto, pero… en contra de este panorama externo, la inestabilidad, la corrupción, la impunidad y la falta de carácter de Peña para asumir el rol de mandatario, destrozó la confianza y certidumbre de un país que quiere, pero no lo dejan crecer, porque la desconfianza en un gobierno débil e inoperante aleja capitales nacionales y extranjeros.
Un dato alarmante que evidencia el desplome de nuestra moneda frente al dólar, que puede inferirse se debe a la deslealtad, desconfianza y corrupción. Se han fugado del país, divisas de mexicanos y extranjeros por 71 mil 908 millones de dólares. Han volado “golondrinamente” a bancos de otros paises en lo que va de la administración de Enrique Peña Nieto.
La cifra representa 118 por ciento más que las transferencias registradas en el periodo de Felipe Calderón, cuando se fugaron 32 mil 947 millones de dólares del país.
Esta cantidad equivale a 81% de la deuda externa mexicana, de acuerdo con datos del Banco de México (Banxico).
Pero no sólo la salida de capitales provoca la devaluación de nuestra moneda, los analistas financieros, bancarios y los economistas consideran –no lo previó nunca Luis Videgaray- que tenemos un mercado nervioso y especulativo, sobre todo por la incertidumbre que existe sobre la normalización de la política monetaria de EU y la inquietud por los precio de equilibrio que alcanzará el petróleo.
Economistas de Banamex son contundentes, “una vez que el dólar supere los 20 pesos será difícil, casi imposible que baje de nivel, aunque tampoco es posible mencionar hasta qué precio por unidad llegará”
Para la Société Géneralé, de Londres “el peso mexicano se mantiene como una de las monedas más vulnerables para la renovada tensión en los mercados emergentes durante septiembre/octubre cuando resurjan los temores por la decisión de la Reserva Federal, de modificar o mantener sus tasas de interés”
Cabe señalar que la devaluación del peso afecta negativamente al crecimiento de la economía y del mercado interno, presiona los precios, deteriora las expectativas de ahorro e inversión, reduce el nivel de ingresos y del consumo, estancando la economía y la calidad de vida de los mexicanos
Para que México pueda tener una moneda digna, que beneficie a la sociedad, sea competitivo y deje de ser país emergente tiene que mejorar sustancialmente su desequilibrio fiscal, disminuir sus abultados déficits; desarrollar su economía interna y alcanzar crecimiento robusto y sostenido de entre el 2.5% y el 3% por año, de lo contrario seguirá sumido en crisis recurrentes. Ya van 4 generaciones de mexicanos catalogados como “generación de la crisis”, desde Luis Echeverría hasta Enrique Peña Nieto y lo que se acumule.
Son múltiples los factores externos que vapulearon al peso, quizá el más significativo haya sido el garrafal error que cometieron Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto, al invitar a la casa de todos los mexicanos, Los Pinos, al más antimexicano del mundo, al soberbio, imprudente, racista, xenófobo, Donald Trump, que desató no sólo la ira del Presidente Obama, sino de la candidata demócrata Hillary Clinton, quien también había sido convidada a visitarnos, pero ante tal aberración diplomática de la pareja mexiquense, la ex primera dama norteamericana rechazó la convocatoria, lo que significó un revés político, social y diplomático para Peña y su gobierno, situación que permitió el deslizamiento a la alza del dólar.
También, desde luego, influyó la caída de los precios internacionales del crudo, que en un país que tiene petrolizada su economía, es decir la mono exportación, era sólo cuestión de meses para el desplome, no sólo de nuestra moneda, sino de la economía y por ende la captación de divisas.
Y ante tal golpe, el aberrante Trump, amenazó que de llegar a la Casa Blanca (la de Washington) impediría que los remesas que envían los trabajadores indocumentados a sus familias en México, se confiscarían o impediría que salieran de Estados Unidos Esta alharaca del multimillonario neoyorkino también influyó en el debilitamiento del peso, de la administración peñista no hubo reacción alguna para refutar la versión del candidato republicano.
Además, y quizá repercuta también en el renglón de las importaciones y exportaciones mexicanas, es que el multimillonario amenazó, que si gana, revisará en todos sus aspectos el Tratado de Libre Comercio, que tienen México, Estados Unidos y Canadá, del que, acusó, sólo los mexicanos se han beneficiado, esto hizo temblar la paridad y asestó el severo golpe al peso.
Otra razón que devaluó nuestro dinero, de carácter meramente externo fue cuando la candidata Hillary Clinton, presentó un cuadro de neumonía, esto alarmó a los mercados financieros internacionales y en México la divisa verde se fue a 19.19 pesos; dos semanas después la caída estrepitosa del peso llegó a 20 pesos. Aquí se aplica la frase popular de que “cuando a Estrados Unidos (Hillary) le da neumonía, a México le da pulmonía”…
Y esto no es todo, la situación no pinta nada bien para lo que resta de 2016 y los últimos dos años del sexenio peñista, el Gabinete ni las manos mete.
El escenario, dicen analistas bancarios, va más allá en contra del peso, Banco Base y Scotiabank colocan en extremo alto su previsión en 23 pesos por dólar.
El tipo de cambio, agregan, es la variable más difícil de predecir porque intervienen muchos factores. Para 2016 es muy probable que en 70% el peso se mueva en niveles de 20 y 23 unidades por dólar. “El año pasado esto era impensable”
Los mercados no se equivocan y en México nadie reacciona, incluso el Banco de México ya no intervino para frenar la caída del peso. Dejó de inyectar dinero de nuestras Reservas Internacionales para controlar la devaluación diaria.
Esto tiene a los mexicanos en la indefensión pues la mercadería que se importa tiene que pagarse en dólares y los comerciantes la impactan en el precio final al consumidor, que maltratado de suyo, con un salario mínimo de 73 pesos diarios, le imposibilita acceder a productos de la canasta básica.
Nada halagador el panorama económico, financiero, social e incluso familiar para lo que resta del sexenio, el dólar no regresará a menos de 20 pesos, esto será, necesariamente inflacionario, detonará en “mercado negro” de divisas, como siempre sucede, la carestía de la vida para las clases baja y paupérrima (recuerde que la media la desapareció Carlos Salinas de Gortari) se acentuará, de ahorro, ni hablar; los créditos elevarán insultantemente sus tasas de interés y la aspiración de mejor calidad de vida para más de 118 millones de mexicanos se frustrará.
No es pesimismo, ni catastrofismo, es una realidad comprobable, ¿en dónde?, en el bolsillo del jefe de familia, en el monedero del ama de casa, en el freno del joven, del egresado, del neo profesionista de adquirir el coche de su sueño, el viaje aspiracional fuera del país, la compra de un depa, etc.
La razón. La incapacidad del gobierno para estabilizar el peso frente al dólar, a causa de políticas fallidas de un Sistema endeble, corrupto, inoperante y dividido. Hoy sólo le importa ya el 2018. El “te lo firmo y te lo cumplo”, fue sólo una estrategia electorera. Si, no, basta ver cómo está el país, en manos del PRI.
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU)