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Enmarcado en momentos emotivos y exhortos a evitar ser tentados por la riqueza, el orgullo y la vanidad, no dialogar con el demonio y aplicar altas dosis de “cariñoterapia” a quienes lo necesiten, principalmente a los niños, concluyó el segundo día de actividades del Papa Francisco en su gira pastoral por México.
En las actividades de este día, el Papa acudió a Ecatepec, Estado de México, y al Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, donde el contacto con niños enfermos de cáncer tocó fibras profundas y arrancó lágrimas a Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto.
A las 9:26 horas de este domingo, el Papa Francisco salió de la nunciatura apostólica para saludar, bendecir y recibir regalos de las miles de personas que se encontraban a las afueras del lugar.
A su salida para dirigirse al Campo Marte por Avenida Patriotismo e Insurgentes, miles de fieles esperaban con ansias ver al pontífice, sin importar que fuera sólo unos segundos, con un ambiente de alegría y en medio de gritos, aplausos y banderas amarillas con blanco.
Entre gritos de ¡Santo padre, danos tu bendición! el Papa comenzó su recorrido de casi nueve kilómetros hasta el Campo Marte para abordar el helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana que lo llevaría a Ecatepec, Estado de México.
A las 10:21 horas, la aeronave despegó y casi 25 minutos después arribó al helipuerto del mercado de autos Ballisco, pero antes sobrevoló la zona arqueológica de Teotihuacan.
A su llegada, lo recibieron el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, el presidente municipal de Ecatepec, Indalecio Ríos Velázquez, y el obispo Oscar Roberto Domínguez Couttolenc.
El jerarca católico llegó al predio “El Caracol” en Ecatepec para oficiar una misa. A bordo del papamóvil, recorrió la carretera Lechería-Texcoco y durante el trayecto miles de católicos celebraron haberlo visto y lo externaron con gritos, porras, cantos, pañuelos y banderas del Vaticano.
Al llegar a la Unidad de Estudios de Ecatepec, el Pontífice inició la misa multitudinaria que forma parte de su gira pastoral ante miles de fieles en “El Caracol”.
Durante la misa, los asistentes estuvieron atentos al mensaje papal, que finalizó con la oración del Ángelus y dio un breve discurso en el que pidió a los fieles “por favor, no se olviden de rezar por mí”.
Luego de concluir la misa, Francisco salió del predio mientras los asistentes al lugar continuaron con el ambiente de alegría y júbilo durante el paso de los vehículos.
A su salida, el pontífice se dirigió al Seminario Conciliar del Espíritu Santo, en Ecatepec, donde comió con autoridades religiosas, entre las que se encontraba el obispo Domínguez Couttolenc.
Luego de regresar a la Ciudad de México y en medio de diversas manifestaciones de júbilo y cariño, el jerarca católico visitó el Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, donde fue recibido por Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto.
En el nosocomio, la también presidenta del Consejo Consultivo Ciudadano del DIF destacó que el Papa Francisco es grande por lo que dice, pero más grande por todo lo que hace y los niños de México le abren su corazón y reciben las virtudes de la fe y de la esperanza.
El jerarca de la Iglesia católica convivió con niñas y niños enfermos de cáncer y con sus familias, con quienes rezó y les regaló rosarios e imágenes, además de colocar una ofrenda floral al pie de una imagen de San Agustín.
En un discurso, en el que evocó a Simeón, el abuelo de Jesús, y a la Virgen de Guadalupe y su afecto materno por Juan Diego, el Papa agradeció al personal médico, que atiende a sus pacientes “no sólo con medicinas, sino con cariñoterapia”.
“A los chicos les voy a pedir una cosa: cerremos los ojos y pidamos lo que nuestro corazón hoy quiera: un ratito de silencio, con los ojos cerrados, y pidamos con el corazón”, pidió el pontífice, quien luego rezó el Ave María y pidió a los infantes rezar por él.
El Papa regaló al Hospital Infantil de México una imagen de la Virgen María, pintada y estuvo acompañado durante la visita por la presidenta del Consejo Consultivo Ciudadano del DIF, Angélica Rivera, y por el titular de la Secretaría de Salud, José Narro.
Después de la convivencia, en la que también estuvo presente el arzobispo primado de México, Norberto Rivera, el pontífice se reunió en privado con los integrantes del Patronato del Hospital Infantil.
El regreso a la nunciatura se llevó a cabo en un automóvil compacto, enmarcado con manifestaciones de cariño, llanto, cantos y porras de la gente que se dio cita en torno a las vallas colocadas en las vialidades por las que circuló, como Eje Central Lázaro Cárdenas, Eje 3 Sur Baja California e Insurgentes Sur, entre otras.
A su llegada a la nunciatura, el jerarca católico bajó del automotor, saludó a las personas que estaban cerca, dio la bendición a niñas, niños, adultos mayores y personas enfermas, además de obsequiarles rosarios e imágenes religiosas.
Luego, en conferencia de prensa, el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, dio a conocer que luego de su regreso al Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, el Papa Francisco se reunió con un grupo de religiosos jesuitas.
Durante el encuentro, el portavoz destacó que los jesuitas le entregaron al pontífice una reliquia del beato Miguel Agustín Pro, mártir de la Guerra Cristera en México.
Asimismo, destacó el reconocimiento que el máximo jerarca católico hizo al amor que le profesan los mexicanos.