- Que se castigue ejemplarmente si hay culpables
- El deporte debe ser, en esencia, una competencia leal
POR MAURO FLORES LEDESMA
Después de los sonados y recientes casos de corrupción en el futbol y en el atletismo, ahora el tenis mundial se encuentra en el ojo del huracán, luego que la cadena británica BBC y la página web Buzzfeed revelaran el pasado domingo, durante el Abierto de Australia, que varios jugadores que ganaron títulos de Grand Slam durante la última década, tanto en singles como en dobles, están bajo sospecha de haber arreglado encuentros en el circuito profesional varonil.
Según la investigación realizada por la Asociación Europea de Seguridad Deportiva, 16 jugadores del top 50 han sido señalados de forma frecuente ante la Unidad de Integridad del Tenis (UIT), por sospecha de “arreglar” partidos, incluyendo Wimbledon y Roland Garros, e implica a varios de los mejores tenistas de la última década, y que al menos la mitad toman parte en el Abierto de Australia.
Tanto impacto tuvo la dramática noticia que la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) convocó de urgencia a una conferencia de prensa en el Melbourne Park para defender a los tenistas. “La Unidad de Integridad y las autoridades del tenis rechazamos absolutamente cualquier indicio de que no se haya investigado adecuadamente alguna evidencia sobre arreglo de partidos», señaló el presidente de la ATP, Chris Kermode.
La denuncia señala que a todos los jugadores, incluyendo ganadores de títulos de Grand Slam, se les permitió seguir compitiendo, lo cual indica que podrían estar involucrados verdaderas figuras ya que en la más reciente década hubo 7 tenistas que ganaron torneos de Grand Slam, incluyendo a tres luminarias como Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic, los otros son Stanislas Wawrinka, Andy Murray, Juan Martín del Potro y Marin Cilic.
La UIT es un órgano anticorrupción creado en 2008 por las organizaciones del tenis mundial (ATP, WTA e ITF), cuyo objetivo fue verificar actividades de apuestas sospechosas tras un juego entre Nikolay Davydenko y Martin Vassallo Arguello. La investigación arrojó que ninguno de ellos había roto ninguna norma, pero se transformó en una indagación más amplia sobre una red de apostadores ya que se hablaba de alrededor de 140 partidos amañados entre los años 2002 y 2007.
Desde su creación la UIT recibió más de 14 millones de dólares para las investigaciones y sancionó a 18 tenistas, seis de ellos de por vida. El primero fue el austriaco Daniel Koeller en 2011, le siguieron el ruso Andrey Kumantsov, el serbio David Davic, el griego Alexandros Jakupoviclos y los italianos Potito Starace y Daniele Bracciali, sí, el mismo jugador con el que el mexicano Santiago González ganará el torneo de dobles en Kitzbuhel en 2011.
Ni la BBC ni el sitio Buzzfeed señala directamente a ningún tenista argumentando que sin acceso a sus cuentas bancarias y teléfono no es posible determinar si los jugadores actuaron de forma personal en el arreglo de partidos.
Ambos medios de comunicación señalan haber recibido información de jugadores, dirigentes de los organismos del tenis y expertos en arreglo de partidos que prefirieron guardar el anonimato y señalan que un «top 50», que disputará el Abierto de Australia, está bajo sospecha de perder repetidamente el primer set.
Se asegura que los jugadores son abordados en habitaciones de hoteles durante los grandes torneos y los apostadores ofrecen 50,000 dólares o más por amañar encuentros y que detrás de todo están las mafias rusa, siciliana y del norte de Italia.
El serbio Novak Djokovic, actual número uno del mundo, reaccionó a la noticia y dijo que los jugadores mencionados ya no están en activo y que hablan de partidos que pasaron hace más de 10 años. Además recordó que una vez lo intentaron contactar para ofrecerle dinero para que perdiera un partido.
«No creo que haya una sombra que se está posando sobre nuestro deporte. Todo lo contrario, la gente está hablando de nombres, adivinando quienes son esos jugadores, pero no hay pruebas o evidencias de algún jugador en activo. En tanto sea así, sólo son especulaciones».
Djokovic reconoció que en los comienzos de su carrera alguien intentó contactarse con su equipo para ofrecerle 200,000 dólares por perder un partido, pero que nunca se hizo efectivo. «No se acercaron a mí, sino a personas de mi entorno, por supuesto que lo rechazaron de inmediato”.
Sin duda es de llamar la atención que el adelanto de esta investigación, que la BBC promete extender este martes, sólo señala el encuentro en Sopot, Polonia, entre el argentino Martín Vasallo y el ruso Nikolay Davydenko en el año 2007, en el que presuntamente se interceptaron mensajes de Vasallo con un apostador, partido que Davydenko perdió al retirarse en el tercer set por una lesión que pocos creyeron y que fue motivo de una investigación de la ATP que al final los declaró inocentes “por no encontrar evidencia”.
Jugadores como Roberto bautista y Nicolás Almagro han denunciado presuntas amenazas contra su integridad física a través de las redes sociales. Hace algunos años, Bautista dijo: “Cuando pierdes te dicen de todo. Llevé un mensaje de Facebook a la policía. Un tipo me escribió: ‘Cuidado cuando salgas que voy a estar esperándote y te voy a colgar de un árbol”. Mientras tanto, Almagro señaló en su momento: “Los jugadores recibimos por las redes sociales amenazas e insultos muy graves. Me han llegado a decir que me iban a partir las piernas. ¿Cuál es la solución? Muy simple: suprimir las apuestas”, dijo entonces.
Apenas en febrero del 2015 otro partido fue duramente criticado, aunque nadie sabe si fue o es motivo de investigación. Fue en el challenger de Dallas entre el nacido en Moldavia y nacionalizado ucraniano Denys Molchanov, entonces 174 del mundo, y el argentino Agustín Velotti, entonces 303 ATP. Las apuestas estaban a favor de Molchanov, pero después der ganar el primer set, sorpresivamente pierde el segundo cometiendo muchos errores y en el tercero pareció desinflarse después de una caída mal actuada. Al final, Velotti se impuso 5-7, 6-2, 6-3, con millonarias ganancias para los apostadores.
Muchas han sido las denuncias, pero llama mucho la atención que en la más reciente investigación no se den nombres. Hablar de “arreglo” de partidos es un delito muy grave y como dice Roger Federer: “nombres, queremos nombres”.
El tenis siempre ha sido considerado el deporte blanco, no sólo por la vestimenta, sino por la conducta y creemos que es temerario desprestigiarlo sin revelar una completa investigación. No dudamos que haya muchos intereses de por medio, tampoco que sea una tentación para los jugadores, ni mucho menos sea una forma de obtener millonarias ganancias para unos cuantos, pero creemos que se deben tener los “pelos de la burra en la mano” para hacer una denuncia de esta naturaleza.
Respaldamos que se enjuicie y se aplique todo el rigor de la justicia si hay responsables de actos ilícitos, pero que no se desprestigie al tenis. El deporte en esencia debe seguir siendo una competencia leal.