- Gisela Mota hoy está muerta. Había anunciado la víspera de su asesinatos que combatiría toda esta corrupción. Ningún diputado federal o senador del PRD, ni mucho menos el gobernador Graco Ramírez la acompañaron a su toma de posesión. Hoy sólo pagan esquelas en la prensa, se lamentan en redes sociales. Eso pasa en Morelos, en Temixco, en Pueblo Viejo
/Luis Carlos Rodríguez González/
Conocí a Gisela Mota en julio pasado en una fiesta en Pueblo Viejo, Municipio de Temixco. Terminaba su gestión como diputada federal y ya era alcaldesa electa por ese ayuntamiento. Unos familiares de ella me la presentaron, intercambiamos algunas palabras y se despidió de la fiesta en la que coincidimos.
Semanas después vino el escándalo llamado “Lady Temixco” donde la joven política perredista fue linchada mediáticamente por conducir o por lo menos viajar en estado de ebriedad y chocar contra otro vehículo que conducía una mujer, por cierto familiar de su rival político en ese municipio.
Los medios de comunicación nacional y las redes sociales se dieron lujo con este caso donde fue satanizada. Hoy Gisela Mota está muerta, fue asesinada, 15 horas después de asumir el cargo como presidenta municipal. Ya hay dos presuntos sicarios detenidos y dos más abatidos. Si son o no los responsables eso sólo lo saben las autoridades encargadas de la investigación en una entidad podrida por la corrupción y el crimen como es Morelos.
No es un caso aislado en este estado desgobernado por Graco Ramírez, es la entidad más violenta de México, de acuerdo al Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal.
Morelos está entre los primeros tres lugares a nivel nacional en cuatro de seis delitos: secuestro, violación, robo con violencia y extorsión. Es el el segundo lugar nacional en el número de secuestros con 6.22 secuestros por cada 100 mil habitantes, solo detrás de Tamaulipas, líder en ese delito.
Pueblo Viejo, municipio de Temixco, era hasta hace unos años un lugar tranquilo. Sus pobladores se dedicaban principalmente a la agricultura y la engorada de ganado. Su gran pecado vivir a espaladas del Aeropuerto de Cuernavaca y tener una carretera alterna a la autopista para el trasiego de personas y tal vez de drogas.
Asimismo la voracidad de las empresas inmobiliarias acabo con la prosperidad y pequeños patrimonios de ejidatarios y ganaderos.
Las constructoras empezaron a comprar terrenos de cultivo y corrales para construir fraccionamientos de casas de interés social y para fines de semana.
Todo parecía un trato justo. Hasta que la mafia se coludió con autoridades municipales e incluso con algunas inmobiliarias. Decenas de secuestros a igual número de pobladores de Pueblo Viejo donde el precio del rescate era exactamente la cantidad que recibieron por la venta de sus terrenos, casualmente.
Gisela Mota hoy está muerta. Había anunciado la víspera de su asesinatos que combatiría toda esta corrupción. Ningún diputado federal o senador del PRD, ni mucho menos el gobernador Graco Ramírez la acompañaron a su toma de posesión. Hoy sólo pagan esquelas en la prensa, se lamentan en redes sociales. Eso pasa en Morelos, en Temixco, en Pueblo Viejo. Tal Cual.