sábado, noviembre 23, 2024 - 9:44 am

Andrógina

  • Negar que tengo tanto de niño sería traicionar la magia de mi infancia llena de hombres en mi vida. Negar que soy niña sería negarme a mí misma. Y feliz de la vida, por el privilegio de ser ambos, ¡no cualquiera!
/Ilka Oliva Corado/
El otro día íbamos con una amiga de patas de chucho a la ciudad, ella conducía el automóvil y yo iba distraída con el paisaje, de pronto me sacó de mi burbuja al preguntarme, ¿Ilka, vos te pintás? ¿Que si me pinto, cómo así? Sí, que si te maquillás, que si usas pintalabios y sombras y todo eso. De vez en cuando, la verdad no me gusta tanto. ¿Pero sí tenés pinturas? Sí. Un día te voy a maquillar, ya vas a ver qué chula te vas a ver, y de paso te depilamos esas cejas. ¡Mis cejas nadie las toca! ¿Por qué? Porque son idénticas a las de mi Tatoj y me fascinan. Bueno, pues entonces te ponemos tacones, una blusa escotada y de una falda para que enseñés el piernón. ¿Tacones? Sí. Estás loca vos, me quiebro las patas. ¿Por qué me querés poner escote? Porque sos mujer. ¡Papo! Es que la verdad así parecés patojo malcriado. Mera andrógina vos. Te vendría bien un toque femenino, más color en tu rostro y pintarte el pelo para cubrir esas canas, unos rayitos rubios te quedarían bien, así le das más luz a tu rostro.
Me dio por reír porque lo que ella me dijo me lo sé de memoria, me lo han dicho a lo largo de mi vida. También me han dicho que tengo cuerpo varonil y demasiado fuerte para ser mujer, que mi rostro es andrógino, aunque más masculino que femenino.
Seguimos conversando. O sea que según vos no soy femenina porque no me maquillo ni uso zapatos altos y no uso escote. Bueno y también esa tu voz no te ayuda tampoco es muy ronca. ¡Puta, menos mal que sos mi amiga! Comenzamos a reír de nuevo. Pues porque soy tu amiga te lo digo, te vendría bien un cambio, dejálo en mis manos y ya verás. También si aprendés a modular, a no hablar así tan de golpe y fuerte, si hablaras como mujer y no como patojo malcriado, de verdad te iría mejor. ¿Me iría mejor con qué? Con los hombres. Aunque con las mujeres sos un éxito. –Lloro de la risa-.
Y esa tu costumbre de tomar cerveza en botella, tomála en vaso se ve más elegante. ¡Debajo! Aunque la verdad tomar cerveza es corriente, hay tantas bebidas que son para mujeres y te verías más femenina y menos ordinaria. ¿Yo ordinaria? Y agradecé que te lo estoy diciendo con palabras dulces. Lloramos de la risa. Agredecé que el carro es tuyo y que la que va manejando sos vos, de lo contrario ahorita mismo te tiraba por la ventana. ¡Ya vas vos con la brusquedad, siempre buscando pleito!, ¿ya viste, parecés patojo malcriado?
Ahora bien, -me dice mi amiga como si se tratara de una misión secreta- hay que estudiar muy bien los pasos que vas a dar porque la verdad yo creo que vos sos más de mujeres que de hombres, -no paro de reír- ¿así, qué te hace pensar eso? Puta, Ilka, si yo te veo con hombres y ni cosquillas te hacen, nunca los tomás en serio, solo para el retozo te sirven –yo volteo a ver hacia todos lados para percatarme que nadie nos esté escuchando, luego me recuerdo que vamos las dos solitas en el carro y vuelvo a la vida- en cambio las mujeres já, con una mirada te hacen entrar en cintura, ¿a ver atrevéte a negármelo? Me quedo callada.
No puedo negárselo porque es la verdad, las mujeres son mi fascinación, tienen ese encanto inexplicable que me deslumbra constantemente.
Pero como cleta te llamás, por más amigas que te presente no te ponés las pilas. Ahí está la fulana que quiere que vayan “al cine” pero vos salís con tus mierdas hablando de política y la asustás. La mengana que vayan a “bailar” pero venís con tus babosadas hablando de Cuba y de Fidel y la aburrís.
¡Es tu culpa quién te manda a andarme presentando gente! Además que si me preguntan mi opinión ni modo que me quede callada, ella me preguntó que qué opinaba de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y di mi opinión, si a ella no le gustó es su asunto. Y otra cosa vos solo majes plásticas me presentás. ¡Momento, no son plásticas, son ladies! ¡Puta, la misma mierda! Bueno, es que hay de ladies a ladies pues, y no te preocupés que los agarres me los consigo sola. ¡Ya vas vos de autosuficiente! Va, me muero por tu amigo aquel negro prieto azabache y no das por dónde presentármelo, ¡ya vas vos con tus sueños oníricos, te dije que a él le gustan las rubias y no las morenas! Quien nos oyera, parecemos dos cacatúas atrapadas dentro de un automóvil.
Después de las bromas de nuevo aparece el silencio, mi amiga sigue conduciendo y tarareando las canciones que van saliendo en la radio. Yo me vuelvo a internar en mis adentros, a perder la mirada en el paisaje.
Nunca me ha importado cuál sea mi apariencia externa ni qué es lo que me exija el mundo exterior respecto un comportamiento basado en un género estereotipado. Me encantan mis músculos grandes, mi cuerpo rollizo, (mi panza de pupo  mareño gracias a las cervezas que me he atipujado).  Yo toda la vida he sido niño y niña, luna y sol, bisexual, o andrógina como lo llaman hoy en día por moda. Es decir, siempre he sido yo misma y siendo yo misma me he  de morir. Me da exactamente igual que digan niño o niña pues soy ambos. Negar que tengo tanto de niño sería traicionar la magia de mi infancia llena de hombres en mi vida. Negar que soy niña sería negarme a mí misma. Y feliz de la vida, por el privilegio de ser ambos, ¡no cualquiera!
 Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com
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