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Hñäñu: lengua con tradición ancestral

  • Bajo esta motivación, el profesor Raymundo Isidro Alavez ha traducido a su lengua materna, el otomí, La visión de los vencidos de Miguel León Portilla, El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, El llano en llamas de Juan Rulfo, Aura de Carlos Fuentes y una adaptación para niños de Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra

/Por Elizabeth Pérez Flores/

Raymundo Isidro AlavezRaymundo Isidro Alavez con su traducción de «El Principito».“La lengua es la principal forma de difundir la cultura; desde tradiciones, costumbres y transmisión de valores. La lengua es elemental. Si se pierde la lengua se pierde todo eso. Se pierde una forma de manifestar el afecto, no solo a las personas sino a la naturaleza” expresa el traductor de grandes obras a su lengua materna (el Hñäñu): Raymundo Isidro Alavez. Lo hace con la intención de explicar lo que las palabras significan para él y lo importante de unir dos culturas con problemas entendimiento.
Profesor egresado de la Escuela Normal Rural “Luis Villareal” y Escuela Normal Superior “Justo Sierra”. Licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco. Posee estudios de Maestría en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México, y de la ONU, un diplomado en Historia de México por la Academia Mexicana de la Historia. Actual profesor del Centro de Enseñanza de Idiomas de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la variante del otomí del Valle del Mezquital. Habla sobre los valores que tienen tatuados los grupos indígenas y la necesidad de la inclusión de estos.
Constructor de puentes culturales.
Decía George Steiner que sin traducción habitaríamos provincias lindantes con el silencio; y en este noble oficio el profesor Raymundo mira a los suyos, comprende que deben entender y ser entendidos.
Bajo esta motivación, el profesor Raymundo Isidro Alavez ha traducido a su lengua materna, el otomí, La visión de los vencidos de Miguel León Portilla, El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, El llano en llamas de Juan Rulfo, Aura de Carlos Fuentes y una adaptación para niños de Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra.
La visión de los vencidos fue el primer libro que traduce en hñäñu con la finalidad de mostrarle a su etnia cuán importante es su historia y hacerlos orgullosos de su cultura.
“Visión de los vencidos fue el primero porque es para levantarle el autoestima a mi etnia; al igual que otras etnias pues simplemente estuvimos subyugados, algunos les hicieron caso y como que no quieren saber nada de su lengua, les da pena. Sin en cambio todas tienen una historia… quiero decirles a mi etnia: tenemos historia.”
En cuanto a la traducción de la obra del escritor Juan Rulfo, el profesor Raymundo rememora su juventud y con ello, el amor por la lectura que en él surgió.
“En el caso del Llano en llamas fue porque me gustó. Yo lo leía como a los once años, es un libro que marca huella. Soy de provincia, por desgracia siempre me llamó la atención leer. Lo poquito que yo podía ahorrar para encargar que me compraran libros usados allá en Actopan que es lo más cercano a mi pueblo. Libros todos viejos y despastados, lo importante era leer. Juan Rulfo es un personaje que dejó huella, reconocido a nivel mundial, esto es una gratificación a su contribución y sobre todo el lenguaje que emplea es lenguaje campirano, es el lenguaje común y el entendible para mi etnia.”
Aura de Carlos Fuentes fue una obra de interés para el traductor gracias a la controversia que generó en el sexenio de 2000 a 2006. “Aura. Pues aquí motivó la curiosidad porque despertó escándalo, un secretario de estado en el sexenio de 2000 a 2006 en la cual, claro, el señor era de ideas conservadoras y corrió a una maestra que fue maestra de su hija porque le pidió que leyeran esa lectura de Carlos Fuentes. En fin, la lectura se presta a muchas interpretaciones, todo depende de la percepción.”
En el proceso de traducción de la obra de Carlos Fuentes se vio en la necesidad de “crear nuevas palabras”. Neologismos que puso a consideración de hablantes nativos del hñäñu. “Aura emplea un vocabulario más urbano, entonces para adaptarlo y mantener mi lengua trato de construir palabras. No a mero capricho, sino que busco las bases gramaticales de cada palabra, las pongo a consideración de personas mayores que yo que son casi monolingües y bueno, me pongo a charlar con ellos para ver sí tiene sentido”.
Generar neologismos ayuda en el entendimiento de diferentes etnias, sobre objetos o fenómenos desconocidos; ayuda a enriquecer la lengua y tenerla en constante actualización. Por consiguiente, la lengua no se pierde y tampoco se hispaniza, explicó.
El principito de Antoine de Saint- Exupéry es traducido al hñäñu por el académico, con la finalidad de crear material de lectura para sus alumnos del Centro de Enseñanza de Idiomas de la FESA.
Todas las traducciones que realiza provienen de las obras en su lengua original. En el caso de El Principito, antes de su publicación, el profesor Raymundo Isidro Alavez consultó a diversos especialistas de la cultura otomí para poder elaborar una traducción cargada de significado. Entre ellos se destaca el francés Jacques Galinier, que desde 1969 ha estudiado esta cultura en los estados de Puebla, Veracruz e Hidalgo. Así mismo contó con la participación de Doris Bartholomew, Victorino Gómez Barranco, Verónica Kugel, Yolanda Lastra, Ángela Salas y David Charles Wright Carr.
De las obras literarias que ha traducido al hñäñu, se han lanzado inicialmente tirajes de 2000 ejemplares de cada libro que pronto se convierten en pieza de colección, como es el caso de El principito. El público ha recibido positivamente las traducciones y la etnia otomí ha mostrado interés por la literatura universal.
Para el catedrático, la noble labor de traducción le permite conocer el significado de palabras de las que nunca había escuchado hablar y con ello abrir su mente, su horizonte.
Entre sus proyectos de traducción se encuentra la segunda parte del Quijote de la Mancha en una versión para niños y El extranjero de Albert Camus. Esto para aportar a su etnia lecturas de buena calidad.
Hñäñu: Lengua cargada de valores.
Raymundo Isidro Alavez- orgulloso de su cultura- manifiesta que la etnia otomí tiene tradición ancestral. Es uno de los primeros pueblos originarios del centro de México y han tenido presencia en la región desde el periodo preclásico.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), en la actualidad existen 9 variantes del otomí: de la Sierra, del Oeste, del Valle del Mezquital, de Ixtenco, de Tilapa o del Sur, del Noroeste, del Centro y el otomí bajo del Noroeste. El profesor Raymundo Isidro apunta que en la actualidad hay aproximadamente 550,000 hablantes de otomí en el país.
Manifiesta que existen valores fundamentales con particular importancia dentro de las etnias originarias, tales como el respeto y amor entre los seres humanos y con la naturaleza. “Transmisión de valores, por eso defiendo la lengua. Varias palabras tienen mucho significado, sobre todo son para fomentar el acercamiento de nosotros porque en este ambiente que vivimos cada quien vive su mund, cada quien ve por sus intereses, se olvida de la vida comunitaria, la vida entre varias personas… y eso mismo lo enseña cualquier etnia. Es nuestro modo de sobrevivir en el tiempo”.
Para este gozoso de su lengua materna, existe una palabra elemental que debería incluirse en el idioma o lengua que hablemos: jamädi. Una construcción que une el verbo “haber” o “tener” más “cariño. Hay cariño, hay amor. “Tal vez cambiaría un poco las cosas si la gente la conociera”.
La lengua, según el profesor Raymundo, es la principal forma de difundir la cultura y sus valores. Es importante no dejar morir ninguna porque con ello “Nos dejamos morir, somos otra forma de ver el mundo”.
Exclusión e inclusión.
La discriminación y exclusión del pueblo mexicano a los grupos indígenas es la principal causa por la que los otomíes nieguen su riqueza cultural.
El padre de este catedrático sufrió de discriminación, por lo que obligó al traductor a hablar en español en todos sus círculos sociales, y en casa, en su lengua materna. Pero para el profesor, no existe nada más bello que su lengua, por lo que a pesar de las burlas de las que fue víctima en la Escuela Normal Superior, se dijo orgulloso de su cultura y de su lengua; a pesar de ello es en este nivel donde se dio a la tarea de conocer el español y apropiarse de él.
“Decía Nelson Mandela que si le hablas a una persona en una lengua que entiende, las palabras irán a su cabeza, y que si le hablas en su lengua materna, las palabras irán a su corazón. Así me siento yo, me gusta mi lengua, siento algo distinto cuando la hablo”
A pesar de las desagradables experiencias, el catedrático confía en los programas de inclusión que están en marcha en nuestro país donde se fomenta la tolerancia y el respeto por otras culturas y espera que la discriminación algún día termine, que sean todos tolerantes y que respeten las diferentes percepciones de la vida.
“Vamos a seguir porque tenemos algo que se llama arraigo a nuestra identidad, aún muchos tenemos ese sentimiento y es lo que hace falta; que el mexicano levante su autoestima, de que tenga su identidad. Porque cuando un pueblo no tiene identidad simplemente no sabe nada”.
Así mismo, pide a todos que sean respetuosos con su cultura y con las etnias porque “Son nuestra raíz”.
Es así que el unificador de dos lenguas, de dos culturas, agradece el interés por su raíz y por la importancia de ésta.
“Les pido a todas las personas a quienes lleguen estas palabras, que se esmeren por hacer las cosas de mejor manera, para tener en alto, primeramente su familia, su escuela y su centro de trabajo. Para que sean mejores.”

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