- Actrices, cantantes, escritoras, compositoras o pintoras son ejemplo de lo mucho que pueden ser sin abandonarse a un destino manifiesto, ese que las empuja a ser pilar arrastrando el peso de la historia donde las mujeres son comparsa del hombre y sus decisiones. No. Dicen no y se levantan con o sin compañero, con o sin hijos y se perfilan como una vida propia capaz de levantar un mundo, su mundo sin importar el resto del planeta
/BRAULIO PERALTA (SemMéxico)/
Él las admira porque no son lo que los demás predijeron. Casa, hogar, hijos: madre, sacrificio, culpa. No. Ellas decidieron revelarse, a ser vidas libres, en el impulso de su naturaleza. Él observa que ellas son admiradas por hombres y mujeres en el planeta, no por tener descendencia, no, sino por convertir en creatividad su existencia. Y aunque pueden tener hijos en libertad, deciden solas impulsar el vuelo, sin ese que inventaron es el sostén de la tierra: el hombre.
Actrices, cantantes, escritoras, compositoras o pintoras son ejemplo de lo mucho que pueden ser sin abandonarse a un destino manifiesto, ese que las empuja a ser pilar arrastrando el peso de la historia donde las mujeres son comparsa del hombre y sus decisiones. No. Dicen no y se levantan con o sin compañero, con o sin hijos y se perfilan como una vida propia capaz de levantar un mundo, su mundo sin importar el resto del planeta.
Porque al final de cuentas lo que importa es lo que quieres de tu vida, no lo que decidieron en tu casa. Porque importa lo que quieres tú, no los demás. A trabajar se ha dicho. A levantarse por sí mismas. A procurar ser una y nadie más. Intentarlo es aprender que la vida son los actos propios, no el movimiento de rotación de la tierra. Uno es la vida, no los demás. Uno es el que se mueve, no las circunstancias.
Dale a la tierra tus ojos como platos que despiertan y conquista el mundo. Como María Félix cuando mira la cámara de Gabriel Figueroa y los que la vemos en la película despertamos con esos ojos centelleantes que aprendieron a ser belleza para convertir a la actriz en un símbolo de libertad posible en un lugar inhóspito, ahí donde las mujeres no tienen cabida.
Dale a la tierra tu dolor como respuesta para vivir en el arte de la permanencia por tu empecinamiento en ser. Como Frida Khalo en su pintura, que se desplaza en sandías que cantan a la vida que viva, que se cuelgan como ropa en los aires de la ciudad, que se sacrifica como la venadita herida para que tú aprendas que vivir es un ser que se agita en libertad, a pesar del dolor…
Dale a tu voz el sonido de una metralla lastimada por el pesar del olvido porque nadie te quiere más que tú misma. Como Chavela Vargas cuando llega de un mundo raro a decirnos que ella no puede ser más que ella y que ella no quiere que nadie le usurpe el derecho a la vida propia. Que cantar es una granada de decires para aprender a sostenerse en medio de las tempestades. Que el mundo es tu voz inconfundible por el eco de tus pesares como escándalos que despiertan a la moral preconcebida para que no seas tú misma.
Dale a tu historia la crónica de tu propia existencia. Conviértete en ti misma para despertar la conciencia de la incomprensión. Como Antonieta Rivas Mercado, que para ser tuvo que vivir esa vida antes de escribir su historia. Y al leerla, entender que eso jamás debe repetir una mujer que se jacte del respeto a sí misma. Que Antonieta es el ejemplo vivo de lo que uno jamás debe permitir al sexo opuesto. Que llegar al suicidio es un sacrificio inútil, aunque exista la escritura como expiación…
Él ama a estas mujeres por osadas, atrevidas, ellas mismas. Porque no temieron ser, aunque sea al final de su vida. Porque fueron una mancha en la historia de las mujeres que despertaron a otras mujeres. Y ya, me callo. Que su historia y su lectura hable por ellas.