- Frase Célebre:Una estrategia correcta puede sobrevivir a una campaña mediocre, pero hasta una campaña brillante puede fracasar si la estrategia está equivocada, Joseph Napolitan ( libro: Es la Estrategia, Estúpido!)
/Por Héctor Pérez Estrada/
Cualquier analista político local serio sabe que nuestro Estado desde hace muchísimos años abandonó aquel donaire que Universidades y Encuestas de gran prestigio la ubicaban, a la ciudad y, consideraban al Estado, como uno de los lugares con más calidad de vida.
En rubros como desarrollo económico, planeación urbana, servicios municipales, seguridad pública, limpieza, pavimento, etc Chihuahua era líder indiscutible. Recientemente el ranking del índice de desarrollo democrático todavía vigente, documento de gran profesionalismo, maneja unas láminas que exhiben a nuestro Estado como uno de los peores del país, endeudados y con una seguridad pública preocupante desde que se reanudaron relaciones subrepticias con el narcotráfico, que campea en Chihuahua, bajo acuerdos de pacificación con el actual gobierno y a cambio de un permiso expreso de seguir operando en el territorio.
En Chihuahua hay cuatro flagelos. Una gran corrupción. La impunidad que no necesita explicación, la pobreza de muchas zonas del Estado que se han agravado en las micro regiones que identificaba la Sedesol y un subdesarrollo político en democracia, transparencia, rendición de cuentas, derechos humanos….
El fraude electoral del 86 no es comparable a la terrible parálisis que ocurre hoy con Chihuahua y los latrocinios vergonzosos.
Hoy el poder de las mafias del gobierno local son imbatibles con un candidato de la oposición que no reúna características muy especiales.
¿Que características?
Un candidato sin penetración popular y sin una alianza real con el empresariado nacionalista de Chihuahua es sencillamente una quimera. No podrá ganar
Paradójicamente si ese candidato que impulsen los empresarios no tiene la personalidad para entender la pobreza y la situación de los más desprotegidos terminará siendo una engañifa electoral, que los ciudadanos identificarán como un rico de Chihuahua y no votarán por él. Tiene que ser un candidato que entienda bien los problemas por los que pasa el ciudadano y las familias de Chihuahua.
No nos equivoquemos. El hecho de que se necesite una candidatura con gran apoyo empresarial y poderosa no quiere decir que deba ser un frívolo empresario con cara de rico, traje de rico, vida de rico y glamour de rico. Eso, puede detonar el efecto contrario y será aprovechado por el adversario en su favor.
Entre las figuras panistas que suenan en los medios no veo un perfil todavía con estas características. Tampoco descarto que alguien pudiera dar la sorpresa.
Otros insisten en que hay que seguir buscando a ese perfil a quien la ciudadanía se le entregue y con el que el poder empresarial se empodere para enfrentar a la mafia corrupta.
El proceso electoral en Chihuahua no será un bastión que rescate a nuestro Estado, a menos que tengamos un candidato que lleve en su alforja el poder de la ciudadanía y de un empresariado beligerante. No hay de otra.