- Cuando uno se sorprende con algún profesionista no solo competente sino honesto, honrado y con gran caballerosidad seguro ha de ser por lo que recibió de casa no por lo que aprendió en las aulas
/Por Héctor Pérez Estrada/
Existe una gran diferencia entre educar e informar..
La educación es forjar hombres y mujeres, en este sentido José Vasconcelos sigue teniendo la razón.
El sistema educativo de cualquier país debe arrojar hombres que estén por encima de las circunstancias, que tengan la información y sobre todo los valores para imponerse sobre la realidad y abrir nuevos caminos a la humanidad. El hombre bien formado invierte en la sociedad sus valores y potencialidad y la transforma, los que no recibieron esa fuerza que vive en el espíritu de educar son, y vuelve a tener razón Vasconcelos, como Aquel Robinson Cruzoe que con solo estirar su brazo y tomar una fruta de la jungla resuelve una necesidad. Es un hombre que se acomoda a las circunstancias, pero no tiene ni la información, ni la formación, ni nada que lo empuje a ser un transformador de la sociedad en que vive.
Lamentablemente nuestro país es de esos cuyos educandos de todos los niveles reciben información de maestros, que pueden estar o no estar preparados. Es un albur. No hay un sistema que garantice la calidad educativa porque ni siquiera los profesores están dispuestos a ser evaluados. Para unos es importante para otros no. Mucho menos se puede aspirar a que ellos ejerzan un liderazgo que infunda los valores para la vida.
Cuando uno se sorprende con algún profesionista no solo competente sino honesto, honrado y con gran caballerosidad seguro ha de ser por lo que recibió de casa no por lo que aprendió en las aulas.
Cuando algún profesionista trata con personas adultas se puede observar que la mayoría de las personas mienten para salvarse de una situación, establecen compromisos y citas que olvidan o cambian de última hora, no honran su palabra cuando se comprometen a algo, son cachados en la mentira y con gran habilidad se inventan otra. Pueden ser buenas personas pero carecen de una consistencia en la responsabilidad y en la constancia. Y por ello, vemos tantos jóvenes que no fueron formados adecuadamente que no asumen su trabajo con esfuerzo, con ganas de triunfar, con una vocación esforzada de servicio…” nadie da lo que no tiene”, lo que no recibió de ninguna parte no se puede trasmitir.
Los jóvenes mexicanos no leen, mucho menos pueden sentir en su espíritu el mensaje extraordinario y sutil de un poema, no han sido preparados para ello, escriben poco y muy mal y con graves faltas de ortografía y con muchos comodines en su lenguaje. Si se paran frente a un público no pueden expresar sus ideas con claridad mucho menos por escrito porque no tienen las suficientes imágenes que proporciona la lectura. Egresan de las universidades y solo acreditan haber aprendido técnicas y un poco de ciencia, y quizá lo hagan bien, pero sus carencias son tantas que lo van a reflejar en una computadora cuando escriban algo, lo trasmitirán cuando se comprometan con alguien que espera de ellos una respuesta y no cumplan con lo convenido.
Educar es forjar hombres y mujeres. Estamos muy lejos de eso
Cuando México se exhibe al mundo como un país corrupto, con impunidad, que no cumple la ley, donde sus políticos roban a granel y la ley es burlada para hacer negocios, no quiere decir más que una sola cosa: NO FUÍMOS EDUCADOS PARA SER HOMBRES.
¿Qué necesitará México para ser un país bien educado?
Por lo menos unos cien años de buena educación en valores. Nuestra generación ya está echada a perder y lo bueno que tiene es la educación que nos dieron nuestros mayores, nunca la escuela, la escuela solo nos ofreció destrezas para un oficio y profesión.
Educar a los mexicanos es la prioridad si no nunca dejaremos de ser homeles de la instrucción y los valores.