«Pueblos Mágicos»: Beneficios y retos
/Por Alejandra Pérez Bernal/
LAS DOS cifras que dio a conocer Enrique de la Madrid Cordero, el fin de semana pasado, en Puebla, acerca del récord que obtendremos en captación de divisas y de turistas internacionales, sólo son el reflejo de cuan equivocados estaban en la era de Felipe Calderón quienes pretendían cerrar a la Secretaría de Turismo.
Hoy, el turismo es uno de los puntales de la estrategia de crecimiento del gobierno de Enrique Peña Nieto. Las cifras esperadas para este año de 30 millones de turistas internacionales y más de 17 mil millones de dólares, nos mantendrán en el ranking de los 10 países que más dinero y paseantes extranjeros reciben en el planeta
Enrique de la Madrid tiene todo para que el turismo se convierta en el principal motor del desarrollo económico, pues los precios del petróleo siguen abatidos y las remesas llevan un paso consistente de crecimiento, pero aún débil.
El dato: En 2015, más de 70 millones de turistas nacionales habrán recorrido el país o se habrán divertido en diversos puntos de atracción nacionales: Sectur.
YA SON 111 los destinos que pueden presumir la categoría de «Pueblo Mágico» y que para sus poseedores significa una oportunidad de crecimiento económico, más captación de divisas, más ocupación hotelera y mejores perspectivas de progreso, pero también implica muchos retos.
Tener el nombramiento de «Pueblo Mágico» significa entrar a un círculo selecto de destinos que reciben dinero del erario público para promoción y oportunidades de mayor conectividad, infraestructura, mejoras urbanas en el estado o municipio, capacitación, aumento de oferta hotelera y de bienes y servicios, entre otros beneficios directos.
Sin embargo, también representa retos, porque los «Pueblos Mágicos» deben mantener su estatus en base a la calidad que ofrecen y los compromisos que adquieren.
Entre estos últimos sobresalen el tener carreteras de acceso a las ciudades en buen estado, colorido y cromática de sus casas y calles en forma homogénea y homologada, cableado subterráneo, oferta de servicios sin limitaciones, desde agua potable, drenaje y alcantarillado, hasta número de televisores y aparatos telefónicos por habitante.
Tener la categoría de «Pueblo Mágico» implica compromiso para cubrir una demanda creciente de turistas por semana, por mes por año y no sólo en épocas de asueto y puentes vacacionales, sino también apuntalar con empresarios los planes para tener más centros comerciales, más corridas de autobuses de primera clase, así como el desarrollo de sus aeropuertos o puertos cuando se trata de destinos de sol y playa.
La incorporación de 28 municipios al programa Pueblos Mágicos, que se suma a los 83 ya existentes en el país para un total de 111, implica más gasto federal, cifra que hasta ahora ha representado al erario la erogación de más de 3 mil millones de pesos en inversión pública.
La Secretaría de Turismo ha invertido alrededor de 7.4 millones de pesos por cada Pueblo Mágico.
Las ciudades que lograron convertirse en «Pueblo Mágico» hace unos días son:
Atlixco y Huauchinango (Puebla)
Huautla de Jiménez, Mazunte, San Pablo Villa Mitla, San Pedro y San Pablo (Oaxaca)
Islas Mujeres y Tulum (Quintana Roo)
San José de Casas (Aguascalientes)
Guerrero y Candela (Coahuila)
Aculco, Ixtapa de la Sal, Teotihuacán, San Martín de las Pirámides y Villa de Carbón (Estado de México)
Tecozahutla (Hidalgo)
Mascota y Talpa de Allende (Jalisco)
Sayulita (Nayarit)
Linares (Nuevo León)
San Joaquín (Querétaro)
Mocorito (Sinaloa)
Tlaxco (Tlaxcala)
Coscomatepec, Orizaba y Zozocolco (Veracruz)
Si las autoridades y su gente, principalmente, no cuidan ese distintivo de «Pueblo Mágico», vendrá la reversa y se les quitará el título para darlo a otras poblaciones que sí lo merezcan o que hayan hecho un esfuerzo por cultivarlo.
(*) Periodista
@AlejandraBernal
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(Vanguardia Digital)
