*Incredulidad y desconfianza de la reunión, dicen los padres agraviados
Por Luis Repper Jaramillo*
Aunque el Gobierno Federal eche las campanas al vuelo asegurando que el 2º encuentro entre Enrique Peña Nieto y los padres agraviados de los 43 normalistas de Ayotzinapa, fue exitoso porque el Ejecutivo los recibió, no en Los Pinos, como había prometido, su contraparte calificó el hecho como pérdida de tiempo, porque volvieron a salir con las manos vacías y sin saber ¿en dónde están sus hijos?
Muy optimista el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez Hernández, dio su versión del encuentro, destacando que lo mejor fue haber recibido a los inconformes, situación que era obligada –no habría que presumirlo- pues desde que la PGR atrajo el caso, el gobierno federal se hizo responsable de la “investigación”, con pésimos resultados, al grado de que si alguna vez hubo confianza en el gobierno peñista de que esto se resolvería, la incredulidad, desconfianza, rechazo, enfado, irritación popular son hoy signo de la presencia federal en el caso.
Ambas partes llegaron con su agenda bajo el brazo, los “padres agraviados” muy seguros y con pruebas fehacientes de la pésima investigación. Tienen y han tenido siempre “la sartén por el mango”; su contraparte, con una loza pesada en la espalda de errores, mentiras y ocultamiento de hechos, llegó minimizado al cónclave. Eso no lo dijo, menos insinuó, Sánchez Hernández, quien mostró durante la conferencia de prensa un rostro desencajado, inseguro, no convincente, pues sus ofertas fueron mínimas, las que siempre esgrimió Jesús Murillo Karam, ex procurador, hoy relevado por Arely Gómez, que en 365 días no han convencido, al grado de que instancias internacionales ya intervinieron en el asunto, porque los padres y la sociedad no creen en la “verdad histórica”
No puedo describir cómo fue el ambiente, ni el escenario de la reunión, porque Los Pinos decidió que fuera cerrada, privada –incluso no se permitió a los inconformes entrar con celulares, Tablets, cámaras de video o fotografía- pero puedo presumir que fue tensa, agria, de inconformidad. La sociedad tuvo que conformarse con las versiones oficial y de los agraviados, que distaron de ser iguales, al grado de que en la carpa de El Zócalo, reducto en donde los de Ayotzinapa instalaron su cuarto de guerra, “denunciaron insensibilidad del Presidente en el momento de la reunión, al igual que de la Procuradora General de la República, Arely Gómez”
Aún más señalaron que en la reunión no recibieron respuesta a las ocho exigencias que presentaron y que los compromisos anunciados por la Presidencia eran acuerdos ya establecidos con anterioridad, por lo cual rechazaron que la reunión haya sido productiva, como lo indicó el vocero del Gobierno Federal.
Esto no lo dijo, nunca, la “estrella” del Canal de las Estrellas, en el noticiario nocturno.
Y la situación no podía ser de otra manera, pues a pesar de que el 29 de octubre de 2014, en la primera reunión de ambas partes, el gobierno federal hizo 10 compromisos para solucionar la demanda, sólo nimios resultados han ocurrido: algunas detenciones menores (incluyendo el matrimonio Abarca), el cambio del fiscal general del país Arely Gómez por JMK, muchos millones de dólares perdidos en investigaciones externas, declaraciones inconvincentes de la autoridad federal, etc. pero el objeto del agravio sigue: no aparecen los cuerpos de 41 normalistas, no está detenido Ángel Aguirre Rivero, gobernador en ese fecha del Estado de Guerrero, sigue viviendo impunemente, insultando la dignidad y recuerdo de los muchachos asesinados.
Un atentado más contra el grupo de inconformes que se dieron cita en las inmediaciones del Museo Tecnológico de la CFE, cede de la reunión. El vocero y abogado de los normalistas Vidulfo Rosales denunció que “al término de la reunión en las instalaciones del museo, los padres de los estudiantes sufrieron agresiones por elementos del Estado Mayor Presidencial”
Por la inaccesibilidad de los periodistas al auditorio del MUTEC, los agraviados ofrecieron su rueda de prensa en donde dijeron su verdad –no histórica- la versión del desencuentro, dijeron, con Peña Nieto, Vidulfo mencionó que “algunos familiares lamentaron que la reunión con el Presidente no iba a rendir resultados, pero acudieron únicamente para que el mandatario reconociera sus errores en la investigación del caso”
Uno de los padres señaló «fuimos a pesar de lo que nos iban a decir, pero tiene que aprender a acepta sus errores»
El grueso de los padres, que exigen la aparición de sus hijos, sus cenizas o algún elemento que les garantice que son ellos, pues tienen derecho a sepultarnos dignamente y tener un lugar en donde rezarles, visitarles, llevarles flores, etc. aseguraron una vez más que “la verdad histórica” fue mentira oficial y ahora tienen que rehacer totalmente la investigación, sin “verdades falsas”,
Así es, a lo largo de un año, desde que la PGR (Gobierno Federal) hizo suyo el caso, los errores se sucedieron interminablemente, como ejemplo, y, conste que es pregunta, ¿qué quiso esconder, a quien trató de cubrir, por qué mintió y ocultó un hecho trascendente para la investigación, el ex procurador “cansado” Jesús Murillo Karam, al omitir el detalle del quinto autobús, el que supuestamente traía cargamento de cocaína, precursores químicos, heroína, millones de pesos, enervantes, etc.?
En sus múltiples apariciones ante la prensa, el “cansado” ex fiscal del país, nunca mencionó el quinto autobús, fue hasta que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), realizando sus propias investigaciones, denuncia la existencia de ese vehículo, el que, por ciento, no fue agredido (con disparos de armas de fuego) por parte de la policía municipal de Iguala, ni estatal de Guerrero, lo que deja pensar, por el contrario, fue protegido y hasta custodiado por esos elementos, hasta un lugar seguro, por el contenido que supuestamente traía.
Me detuve un momento en este incidente de la “investigación ministerial” para precisar una de tantas mentiras de la indagatoria, la que pretende achara a los normalistas la propiedad de la carga; pero al ser ocultada la “evidencia”, echa por tierra la versión oficial.
Retomo pues, el tema del encuentro Peña/padres, motivo de la entrega.
Los agraviados rechazaron los 6 puntos propuestos por su interlocutor, principalmente el que refiere a la creación de la Fiscalía Especializada para la Búsqueda de Personas Desaparecidas, al considerar que ésta tendrá carácter general y no específico, pues diseminaría las acciones del caso Ayotzinapa. Tienen razón, ¿por qué crear un aparato burocrático más, cuando toda una institución (PGR) no ha sabido esclarecer en un año, las razones, acciones y responsables de la masacre policiaca en contra de 43 jóvenes desarmados?, cuyo objetivo principal, fue interrumpir y protestar durante el informe de actividades de la presidenta del DIF/Iguala, María de los Ángeles Pineda, hoy presa.
Por el contrario y en su posición de agraviados, dijeron que la contrapropuesta es la creación de la Unidad Especializada de Investigación encabezada por los expertos independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH); no quieren manos oficiales que vuelvan a mentir, como lo hizo el hidalguense Murillo Karam.
Otro vocero de los ayotzinapenses, Felipe de la Cruz, reiteró la decepción de los asistentes a la reunión con Enrique Peña Nieto a quien acusó de “insensible” por “no estar de nuestro lado”.
Finalmente, dejen les digo, en este encuentro hay dos situaciones, la legal y la moral. Lamentablemente la parte oficial se quedó con lo burocrático, lo protocolario, se tragó las mentiras de su fiscalía federal, las ineficiencias de la investigación, las imprecisiones de los magros resultados; lo moral no le importó. Esa frase de “no se dará carpetazo”, es un recurso trillado que esgrimen los políticos para calmar –momentáneamente- los enardecidos ánimos de la gente agraviada.
Sólo imagine que hubiese dicho, “caso cerrado” o lo que es lo mismo “verdad histórica” ¿No verdad?, si de por si la credibilidad y confianza están por los suelos.
Lo moral. Lo moral, lamentablemente, se queda en el dolor y la angustia de los padres, hermanos, tíos, amigos, colegas de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en el coraje popular porque las cosas siguen igual que hace un año.
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)