Este lunes, en México, a más de uno se le pusieron los pelos de punta, cuando la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) abrió con una pérdida mayor a 5%, en tanto que el dólar alcanzó una cotización de 17.50 pesos. Nivel impensable a inicios del presente año
/HÉCTOR RENDÓN/
El lunes negro, con el desplome de la mayoría de los mercados, nos recordó la tragedia de Lehman Brothers en septiembre de 2008. Coincidencia o no, por estas mismas fechas, se había lanzado la alerta de los problemas financieros de la firma financiera.
Antes, en 2007, el sector hipotecario también envío señales de crisis, y sin decir agua va, las gigantes del sector en Estados Unidos, Fannie Mae y Freddie Mac, se cayeron a pedazos también en el último trimestre de 2008. A ello se sumó el rescate de AIG y la declaración de quiebra.
Un servidor recuerda la espectacular caída de los mercados a inicios de octubre de 2008, llevando al mundo a la peor crisis recordada en la historia, más fuerte, incluso, que la Gran Depresión Económica de 1929, cuando el mundo se estremeció tras la caída de los precios agrícolas y la debacle del sector financiero.
Este lunes, en México, a más de uno se le pusieron los pelos de punta, cuando la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) abrió con una pérdida mayor a 5%, en tanto que el dólar alcanzó una cotización de 17.50 pesos. Nivel impensable a inicios del presente año.
Los mercados se cayeron luego de que la Bolsa de Shanghai perdió más de 8% al iniciar la semana. Es un hecho que China no va a crecer más de 7% este año, lo que está provocando una menor demanda de productos, muchos commodities, que requiere ese país para lo que resta de 2015.
A ello se suma el hecho de que la Reserva Federal de Estados Unidos no ha tomado la decisión de mover las tasas de interés, y todo indica que lo hará en la segunda semana de septiembre. México, por supuesto, haría lo mismo a través del Banco de México (Banxico).
El bolsillo…
La pregunta del millón es cómo afecta esta situación de volatilidad en los mercados, al bolsillo de las personas. Los analistas lo simplifican en dos vías: menor dinero en el mercado y reducción de opciones laborales.
En el primer caso, los consumidores pagan los platos rotos con un menor flujo de dinero que llega a sus bolsillos, y por lo tanto, menor poder de compra.
En el segundo, el mercado laboral se restringe por obvias razones: las empresas dejan de contratar y hacer inversiones de corto plazo, ante una perspectiva de menor crecimiento, lo cual impacta en el desempleo.
Es crucial entender que México no está en su mejor momento económico y que estamos en una línea de desaceleración económica que nos afecta a todos. Quien diga lo contrario, podría estar en una zona de confort, como muchos políticos lo están, y eso es peligroso para el país. Hasta la próxima. @rendonhector
