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«Gobernando juntos” es una mentira

Indiferencia a los capitalinos es el signo del gobierno mancerista

Por Luis Repper Jaramillo*

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La Ciudad de México es un caos, un infierno para los automovilistas, los peatones, para los defeños quienes diariamente deben soportar los infernales embotellamientos, la inseguridad, los asaltos, inundaciones y mil calamidades más y pese a este fatal escenario el “sin partido” Miguel Ángel Mancera, quien despacha, que no trabaja, en el antiguo edificio del Ayuntamiento, se avienta otra puntada –ocurrencia diría- al pretender hacer un mega proyecto urbano/cultural/peatonal, sobre Avenida Chapultepec, desde la calle de Lieja, hasta la Glorieta Insurgentes, un segundo piso innecesario.

Los urbanista del proyecto calculan que las obras durarán 18 meses (año y medio) en donde la de por si caótica citada avenida será cerrada y el viacrucis para vecinos, transitantes, comercios, oficinas, etc. Se convertirá en una insultante obra que dañará la actividad de millones de personas.

Luis Repper Jaramillo, autor de la columna "Comentando...tu Ciudad"
Luis Repper Jaramillo, autor de la columna «Comentando…tu Ciudad»

Al estilo Mancera, quien no ha concluido una obra y sin misericordia inicia otra, otra y otra, importándole un cacahuate romper la tranquilidad de los capitalinos, busca con su proyecto de Avenida Chapultepec, mostrarse con obras intrascendentes para hacer imagen hacia 2018. Sí, Mancera ya no gobierna para sacar adelante a la Ciudad de México, sólo abona a su interés político por llegar al 18 como candidato presidencial –sabrá con qué partido-

¿En dónde quedó el candidato “independiente” que llegó al GCDMX con el 62% de los votos capitalinos y juró “gobernar juntos”? Hoy el inquilino del Zócalo es un soberbio sujeto que le importa un bledo afectar la tranquilidad y la paz social de los capitalinos: primero por sus interminables obras, que un día inicia alguna y al otro permite comenzar otra. Segundo, permite con su “democracia a la Mancera” que cualquier grupo político cierre calles, marche en avenidas primarias (Reforma, Tlalpan, Av. Juárez, Zaragoza, etc.) bloquee vialidades, afectando a miles de automovilistas que por desgracia tengan que circular y toparse con los inconformes.

Tan no le importa la seguridad de los defeños, que las cifras de asaltos, robos, ataques a mujeres en vía pública, etc. se han incrementado, pese a que la PGJDF, pretenda convencernos de que “todo está bajo control”. Es mentira.

Viajar en el Metro es otra calamidad, porque la obsolescencia del Sistema es notoria. Subirse a las Líneas 1, 2, 7, etc. es aventurarse a soportar traslados insoportables por la lentitud de los convoyes, por la pérdida de tiempo al permanecer en alguna estación hasta por espacio de 7 minutos, si bien nos va, o pararse entre dos estaciones por igual lapso de tiempo.

Aunado a ello, tolerar a los vagoneros con sus innumerables ventas de artículos piratas, inservibles y con una actitud grosera abrirse paso entre los usuarios para ofertar sus cochinadas, ha provocado riñas entre pasajeros y estos tipejos. Qué decir de los bocineros, que a pesar de las múltiples promesas y compromisos de Jorge Gaviño Ambriz, Director General del STC, por limpiar de esa basura el servicio, el mal no sólo sigue, sino ha empeorado, ante la complicidad, complacencia y contubernio de los efectivos de la PBI y las autoridades del Metro. ¡¡Un asco este servicio!!

Pese a todo este escenario real, el “jefecito” de Gobierno, cree que administra una Ciudad de primer mundo. En sus discursos, distantes de la realidad, nos pinta una metrópoli de avanzada. Sin embargo, olvida que en las entrañas del Metro, de las colonias marginadas, de las cloacas de la Álvaro Obregón, Gustavo A Madero, Tláhuac, Cuauhtémoc, Iztacalco y otras, se mueve un inframundo de prostitución, pobreza extrema, drogadicción, explotación sexual, tráfico de armas, trata de blancas, etc. y nunca lo menciona; lo sabe y hace mutis o está desinformado (lo más seguro), pero estas estadísticas no se hacen públicas para no perder la imagen de “gobernante eficiente”, cosa que dudo.

Mancera Espinosa no puede con los microbuseros, con los taxistas piratas, los tolerados y hasta los concesionados, este sector lo tiene en sus manos, baste con circular por avenidas como Tlalpan, desde Izazaga hasta el Estadio Azteca, para soportar la actividad de estos trogloditas, ante la mirada permisiva y complaciente de los agentes y patrulleros de tránsito.

Lo mismo sucede en Calzada Ignacio Zaragoza, Revolución, Villalongín, Insurgentes, José María Rico, Universidad, Cuauhtémoc, y decenas más. Definitivamente, el GCDMX es incapaz de someter y controlar a las lacras de este servicio público concesionado, porque detrás de éste hay millones de razones económicas que lo benefician.

Otra calamidad “con permiso oficial” del gobierno capitalino es la operación de parquímetros y su consecuencia “las arañas”, en donde tanto la empresa concesionada, un particular y la Autoridad del Espacio Público, tienen incalculables intereses, en perjuicio de los usuarios. Me explico, el automovilista se estaciona y deposita sus monedas en la máquina, coloca el boleta con las horas pagadas; hay de él si se pasa un segundo del tiempo pactado, porque de inmediato un policía y un operador de la empresa, ipso facto, le colocan el inmovilizador y “se fregó” el ciudadano, pues tendrá que pagar una multa –así se haya pasado un segundo- de entre 540 y 600 pesos.

¡Aaah!, pero el insulto y la insensatez, del Gobierno de la Ciudad de México, es que ni la AEP, ni la empresa del parquímetro, tienen alguna responsabilidad por daños, robo de autopartes o total del automóvil estacionado, pese a haber pagado por el “servicio” Este es un negocio redondo para ambas partes en detrimento del ciudadano. Y dicen que la vía pública no se concesiona a nadie, ¡Ajá!

Sus obras del Metrobús son innecesarias, y las rutas han convertido a las tranquilas calles por donde circula en un mercado de comercio informal y ambulante insalubre, peligroso, de corrupción e impunidad. Cada vez que hacen el anuncio de una nueva ruta, los vecinos se inconforman y lo rechazan, su lema de campaña e inicio del sexenio “gobernando juntos”, fue una mentira, es letra muerta, pues las imposiciones que dicta desde el antiguo edificio del Ayuntamiento, ignoran y son indiferentes de la opinión ciudadana, como el doble no circula o la prohibición sabatina, que fue un capricho motu proprio, hasta que la Corte lo puso en su lugar.

Decía líneas arriba, que Mancera ya no gobierna para la Ciudad, sino para su imagen política y no podrá debatírmelo, pues al haberse destapado para la candidatura –sin partido- para 2018, tres años antes, los mismos que le faltan por seguir sentado en la jefaturita de gobierno, lo desviste y exhibe, como un hombre más ocupado por su futuro político que por resolver las calamidades de la Ciudad que dice “gobernar”

Será un despropósito y sólo una actitud político/electoral, si se sale con la suya de construir un segundo piso a la Avenida Chapultepec, que sólo dará beneficios multimillonarios a particulares –quienes financiarían su campaña política- en detrimento, insisto, de la ciudadanía. Será una obra de oropel para hacerlo trascender, no será de utilidad pública.

Para hacer un comparativo real de este despropósito le explico algunos detalles: los capitalinos recuerdan al Profesor Carlos Hank González, es regente por su aportación urbana de los Ejes Viales, Andrés Manuel, lo hizo con los segundos pisos –sin costo al usuario- de Mixcoac a San Gerónimo, Marcelo Ebrard, Segundo Piso, del Toreo de 4 Caminos a Viaducto Tlalpan –con cargo al automovilistas- y su inservible Línea 12 del Metro; pero Miguel Ángel Mancera, nada ha creado en favor de la Ciudad y menos de los capitalinos, sólo calamidades como el doble no circula, rutas del Metrobús innecesarias, etc. pero una obra contundente, que beneficie a los atribulados ciudadanos, ninguna

Eso sí, ya se destapó a la candidatura presidencial del 2018, como si por eso cobrara su sueldo millonario y prestaciones que tiene.

Aquel candidato de 62% de votos, como nunca en la historia de México, en sólo tres años a despilfarrado esa fortuna electoral y hoy es uno más de los políticos soberbios y adelantados al 2018, con un sello de indiferencia hacia los habitantes de la Ciudad de México.

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)

 

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