- En este tema de la batalla en favor de la cultura de la vida hay temas en los que las partes pueden ponerse bien de acuerdo: puede haber matrimonios entre heterosexuales y uniones homosexuales o matrimonios entre homosexuales. Lo que no es negociable es el aborto ni la maternidad subrogada que daría origen, esto último, a un envilecimiento de la mujerósito
/Por Héctor Pérez Estrada (*)/
No se equivoquen los que creen que quienes damos la lucha en favor del matrimonio entre hombre y mujer, que nos oponemos a la maternidad subrogada, que entendemos el derecho a la vida desde el momento de la concepción, que nos oponemos al aborto, a las leyes ultraliberales para el tratamiento de la sexualidad de los niños…SOMOS UNOS FANÁTICOS, UNOS EXTREMISTAS, UNOS INCULTOS. NADA DE ESO, AFORTUNADAMENTE TENEMOS EL PRIVILEGIO DE TENER LAS IDEAS BIEN CLARAS y haber recibido la herencia cultural, en valores, en costumbres, en concepción de la familia, que es lo que ha permitido que nuestro país conserve su fabulosa estructura familiar, pese al ambiente cultural y educativo, donde el propio sistema político no ha servido mas que para desanafabeltizar. No han sido transmisores de auténticos valores para la familia, pero para nada.
Hoy nos toca dar nuevamente la lucha contra una jurisprudencia de la suprema corte de justicia recientemente publicada y que se pretende imponer en su contenido a los Congresos de los Estados, que afortunadamente son autónomos y se deben a la sociedad no a la Corte. Vivimos una división de poderes. Si el Congreso Local aprueba ese adefesio jurídico endosado por la corte. que no le echen la culpa a la suprema corte y arguyan que casi casi son órdenes que hay que acatar. ¡Pamplinas! , ni un militar está obligado a acatar una orden directa si le provoca problemas de conciencia. Por encima de la obediencia está la conciencia. Cada diputado que apruebe esa ley responderá de sus acciones.
TAMPOCO SE TRATA DE SER INTOLERANTES CONTRA personas que quieren matrimonios entre personas del mismo sexo. Que legitimen como quieran ellos o como les permita una nueva ley sus uniones entre personas del mismo sexo pero que no se denominen matrimonio entre heterosexuales, con los derechos y deberes de un matrimonio así, con la descendencia de un matrimonio, con las adopciones plenas de un matrimonio. Ellos, los otros, deben denominarse uniones de personas del mismo sexo o incluso matrimonios entre homosexuales, pero por ningún motivo con derecho a adoptar, porque entonces entramos en la esfera de los derechos del menor, a quien no se le pueden imponer unos padres homosexuales cuando la tradición familiar es la heterosexual, como tampoco se les puede imponer, valgan las malas metáforas: una cueva para vivir en vez de una casa, no les podemos imponer vivir en la selva en vez de crecer en un lugar normal, no les podemos imponer castigos físicos en vez de reglas de conducta. La vida familiar está probado que es el medio ambiente donde los seres humanos crecen y se desarrollan bien; no vamos a inventar otro modelo de familia sin preguntarle a quienes serán los que experimenten ese modelo. No es discriminación. sencillamente se debe ofrecer una alternativa diferente donde los homosexuales sean felices. Valgan estas metáforas: ¿Porqué en un equipo de futbol vamos a admitir a un basquetbolista? ¿Porqué en un gimnasio de boxeo rudo vamos a admitir a un bailarín? ¿Acaso en una familia de jaguares puede convivir un cervatillo? ¿Acaso una minoría con una cultura homosexual puede adaptarse a una cultura heterosexual? ¿Porque usar camisas de fuerza como la que quiere imponer la suprema corte de justicia? ¿Acaso no incitan a quienes defendemos la familia y el matrimonio heterosexual a la violencia pudiendo ofrecer una alternativa jurídica innovadora para los homosexuales? TAN INCOMODOS SE SIENTEN ELLOS entre la cultura heterosexual como nosotros entre la cultura homosexual, si éstos fueran mayoría. Seamos inteligentes y no polaricemos a la sociedad.
La iniciativa de la diputada local María Eugenia Campos Galván de elevar a rango constitucional el matrimonio es el camino, porque con esa iniciativa se defiende una tradición milenaria que ha dado resultado para la familia. ¿porqué inventar otra a estas alturas solo por el empecinamiento de minorías que exigen sus derechos y de magistrados con mucha formación en derecho y nula formación filosófica y una cultura que no rebasa mas allá de teorías jurídicas positivistas, códigos, legislaciones, tradición jurídica? Es mucha cultura y al mismo tiempo es muy pobre.
En esta batalla en favor de la cultura de la vida se equivoca el Gobernador cuando quiere imputarnos manipulación. Evidentemente pertenece a esa elite de abogados cuya norma suprema de sus vidas es la constitución. No saben de otra.
En este tema de la batalla en favor de la cultura de la vida hay temas en los que las partes pueden ponerse bien de acuerdo: puede haber matrimonios entre heterosexuales y uniones homosexuales o matrimonios entre homosexuales. Lo que no es negociable es el aborto ni la maternidad subrogada que daría origen, esto último, a un envilecimiento de la mujer e incluso al tráfico y secuestro de mujeres para el propósito.
Me extraña mucho la poca iniciativa del Arzobispo Don Constancio Miranda quien no ha dirigido nada a los legisladores, no parece haberse dirigido directamente a los ciudadanos de Chihuahua. Necesitamos la inspiración del máximo jerarca de la iglesia local.
A dar la batalla. Ojalá el absurdo no lleve a una contienda innecesaria cuando todos cabemos en la sociedad que es como un archivero pero con diferentes cajones por aquello de lo desigual.
Periodista de Chihuahua