Sus lazos de sangre y amistad con el Sistema, lo inhabilitan para ejercer el cargo
Por Luis Repper Jaramillo*
Apenas en la entrega anterior en este espacio, exigía, criticaba, describía la pésima gestión, y presencia de Lorenzo Córdova Vianello, al frente del elefante blanco, INE, y junto con él sus testaferros Consejeros, que cobran como si trabajaran, pero que son una piedra en el zapato para los mexicanos, que confiados, cándidos y civilizados acuden a votar, sin saber el desprecio, la sorna, burla y discriminación étnica, que Lorenzo Córdova y sus alfiles sienten por los mexicanos… bueno, algunos… los más humildes, los indígenas, quienes exigen sus derechos, al grado de pitorrearse de ellos por su modo de hablar.
El pirruris Córdova Vianello, siente que los mexicanos no lo merecemos, y está usurpando un cargo, no por méritos propios, por el perfil profesional, por capacidad o habilidades –de las que carece ampliamente-, sino que es producto del amiguismo, del cuatachismo, del “compromiso” del mexiquense Enrique Peña Nieto, por ser priista; es decir, colocar en la institución supuestamente democrática, a un amigo que ayude en los procesos electorales a su partido.
A raíz de la llamada telefónica entre el Presidente Consejero Córdova y Edmundo Jacobo, Secretario Ejecutivo, del Instituto, ampliamente difundida, analizada y discutida mediáticamente, por lo que no abundaré más, se confirmó la urgente necesidad de que el pirruris deje el cargo -porque no lo merece- inmediatamente después de terminado el proceso electoral del 7 de junio, y una vez conocido el resultado.
Quiero insistir que el aludido no ganó la presidencia del INE por su capacidad, sino por varias ligas de amistad, “compromisos” y familiar con el poder. A propósito, y con el permiso de mi colega Ricardo Alemán, de su Columna “Itinerario Político”, publicada en el Periódico El Universal, retomo lo que escribió: “debe aclarar versiones harto creíbles de que habría sido empujado a la presidencia del INE por Peña Nieto y por el PRI, gracias a “favores” que como consejero del IFE le habría hecho al PRI y a Peña Nieto”.
Abunda, Ricardo Alemán, “existe un claro, evidente y visible conflicto de interés con la Morena, de AMLO. El padre de Córdova fue uno de los “ideólogos” de Andrés Manuel; la esposa de Córdova es hija de uno de los activistas más cercanos de AMLO. Casualmente el INE que preside Córdova no toca ni con el pétalo de una sanción a Morena y menos a López Obrador”, (fin de la cita).
Estas “virtudes” que llevaron al Instituto a nuestro cuestionable personaje, lo hicieron soberbio, arrogante, prepotente, elitista y despreciable, sabedor de que el nombre de su padre, el historiador y politólogo Arnaldo Córdova, lo blindaba de su realidad, y que el apoyo de Peña/PRI, le permitía despreciar a la gente, especialmente a los indígenas.
Un tipo de esta calaña no debe representar a una institución que supuestamente vela por la “democracia” del país, cuando su linaje lo pone como barrera para saber escuchar y solucionar demandas de las etnias. Fue tal el desprecio de la sociedad, que ante el dolor de los padres de los 43 seudoestudiantes de la Normal de Ayotzinapa, el infame Córdova Vianello, se expresó así de ellos “¡No mames, desde las dramáticas reuniones con los padres de Ayotzinapa, hasta esto cabrón. A ver, no mames, había uno, no voy a mentir y te lo voy a decir cómo hablaba ese cabrón: “Yo jefe gran nación chichimeca, vengo Guanajuato, yo decir a ti, o diputados para nosotros o yo no permitir tus elecciones”.
Este desprecio, esta falta de educación, pese a su larga vida académica: abogado por la UNAM, Doctorado en investigación de Teoría Política por la Universidad de Turín, Italia, Investigador nivel «B» del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, (con licencia). Fundador y Coordinador del área de Derecho Electoral, profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM en donde imparte las cátedras de «Teoría de la Constitución», «Derecho Constitucional» y «Derecho Electoral». De agosto de 2005 a mayo de 2012, Director de la revista de la Facultad. Ha sido docente en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede México. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt nivel 3, lo ubica como una persona bipolar, un clasista, un falso, pues mientras en sus discursos habla de democracia, respeto a los derechos humanos, etc. una vez envestido con el multimillonario cargo de Presidente Consejero del INE, muestra su segunda personalidad: su repudio y repulsa a la gente que “no es de su nivel”.
Lorenzo Córdova Vianello es racistas, discriminador y padece un enorme complejo de superioridad. Arrastra un enanismo recalcitrante, que lo convierten en pervertido social, su desprecio a la gente humilde lo etiqueta como un adorador de Hitler, pues quisiera que sólo hubiese mexicanos arios, con ojos azules, tez blanca, güeros, delgados y ricos.
Además, su complejo de inferioridad lo ubica en rango xenófobo, pues al hablar con desprecio del líder de la etnia que lo visitó y luego en la intimidad de su oficina a través del teléfono con Edmundo Jacobo, despotrica contra el indígena, cae perfectamente en la descripción que emitió la ONU a través de La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, que dice: “toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública, es un acto xenofóbico” (fin de la cita).
El escenario anterior y la evidente prueba racista de Córdova Vianello, lo incapacita moral y éticamente para arbitrar una contienda electoral, en donde millones de mexicanos indígenas, honrosas etnias nacionales y compatriotas morenos, cabello oscuro, ojos cafés, y muchos cuyo idioma es su dialecto, votarán libremente para elegir autoridades, no puede representarlos, porque trae en su sangre los colores del PRI y del gobierno federal en turno.
Si tuviera dignidad –que definitivamente no la conoce-, Lorenzo Córdova, debería renunciar al cargo, porque no es digno, es parcial, discriminador, obtuso, clasista, xenófobo, e ignorante, pese a su CV académico. Por el respeto que los mexicanos le guardamos a don Arnaldo y para no embarrar más el apellido (Córdova), públicamente debe presentar su dimisión al cargo, inmediatamente después, y si es posible la noche del 7 de junio, porque un mexicano que desprecia a millones de mexicanos no cabe en el país.
Y los demás multimillonarios (por su sueldo), Consejeros Electorales, deberían poner sus barbas a remojar, porque están por el mismo estilo de su Jefe; por eso nunca me cansaré de calificar como Elefante Blanco al INE, porque no abona a la democracia, sólo enriquece los bolsillos de sus miembros.
Como era de esperarse, los políticos incondicionales y algunos “líderes de opinión” afines al Sistema, ¿verdad Joaquín?, ipso facto, salieron en defensa del despreciable Lorenzo Córdova, lo que lejos de ayudarlo, deja de manifiesto los intereses y contubernios que tienen. Pero esa actitud racista no tiene defensa, porque fue de su propia voz y sentimientos xenófobos, su clasista personalidad, la que motivó sus palabras.
No podía ser de otra manera, como dice el refrán “el pez por su propia boca muere”. Es un adagio que Lorenzo debe tomar al pie de la letra y dejar el cargo por la sencilla razón de que los mexicanos de bien, hemos perdido la credibilidad, confianza, honestidad, imparcialidad, de quien debe arbitrar una responsabilidad social y el señor trae los dados cargados hacia sus benefactores (Peña/PRI) y no podemos permitir esta bajeza.
“Ni cómo ayudarlo” diría el clásico. Los lazos afectivos y familiares son su lastre y si le sumamos su complejo de inferioridad, su racismo contra lo original mexicano, del que todos deberíamos sentirnos orgullosos, lo incapacita para sentarse en ese mullido sillón del INE. Lorenzo, no confiamos en ti, haz despreciado tus orígenes, haz insultado a la raza, te mofaste de la lengua de los indios mexicanos, ¿qué parte del desprecio que sembraste por tus compatriotas no entiendes?; entonces, sé digno y dimite. Presenta tu renuncia y date la oportunidad de salir por la puerta de enfrente ¿o prefieres por las cloacas de ese INE parcial?
Lorenzo, que tus amigos y correligionarios del PRI ya no hablen en tu defensa, pues mientras más abran su bocota, más te hunde.
Tus disculpas a través de una declaración, en el INE, que no admitió preguntas de los periodistas, fue el inicio del texto de tu lápida. Después, tu amigo Joaquín, quiso minimizar tu torpeza entrevistándote en su noticiero de radio y esto acentuó el desprecio social, de ambos. No es con Joaquín como la sociedad te exoneraría de tu desprecio racial, él se convirtió en palero, porque forma parte del mismo círculo del poder en México.
Lorenzo, no es necesario que el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, salga en defensa de las etnias despreciadas por ti, porque es un organismo oficial, del Sistema, el mismo que te protege; a nuestros indígenas los apoyamos la sociedad, las redes sociales, los medios de comunicación decentes, no como aquel, y ya dieron su veredicto: eres xenófobo, racista, clasista, indiferente, inmoral, despreciable.
¿Qué, hay otra razón de más peso que impida tu renuncia a la Presidencia Consejera del INE? No tienes alternativa. Vete lo más pronto posible. No hagas más daño. Los mexicanos no merecemos gente como tú.
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)