- Nos acabamos de enterar que el nuevo administrador de las “canchas públicas” de la Villa Olímpica, de nombre Arturo Contreras, concesionó las últimas tres canchas disponibles a otro profesor particular, con lo que ya dejó sin posibilidad de utilizarlas a cualquier otra persona si no es a través de pagar una cuota a éste o a otro profesor, quienes se supone le dan mantenimiento a las canchas con las cuotas que recaban.
POR MAURO FLORES LEDESMA
Es verdaderamente indignante.
De por sí el tenis es considerado un deporte elitista y con pocas posibilidades para quien no es de clase digamos “pudiente”. De por sí no tenemos tenistas de elite, ni tampoco se vislumbra un futuro digno, y pese a todo en la capital del país contamos con diversos espacios que pueden considerarse canchas públicas.
Sin embargo no todo es miel sobre hojuelas, pues día con día se extinguen estas instalaciones a pasos gigantescos.
Nos acabamos de enterar que el nuevo administrador de las “canchas públicas” de la Villa Olímpica, de nombre Arturo Contreras, concesionó las últimas tres canchas disponibles a otro profesor particular, con lo que ya dejó sin posibilidad de utilizarlas a cualquier otra persona si no es a través de pagar una cuota a éste o a otro profesor, quienes se supone le dan mantenimiento a las canchas con las cuotas que recaban.
La Villa Olímpica, ubicada en el sur de la ciudad, frente a Cuicuilco, cuenta con 9 canchas, pero desde hace alrededor de 10 años ya se tenían concesionadas seis de ellas a diversos profesores y sólo habían dejado tres para que la utilizarán los usuarios que pagaban una módica cuota mensual, pues normalmente son personas que las usan para hacer ejercicio y divertirse a través del deporte blanco.
Pues resulta que este administrador, que dicen es de extracción perredista y que ya tuvo alguna representación en la extinta Proddf, borró por sus fueros la práctica de este deporte en instalaciones que se supone son bienes públicos.
Es una verdadera pena que esto suceda. Los mexicanos somos quienes nos debemos ayudar, por eso es que luego vienen algunos forasteros con ínfulas de conquistador y se quieren quedar con lo que es de los mexicanos.
