CMIC y Canacintra en el ojo del huracán
Por Gerardo Flores Ledesma (*)
NUNCA, ANTES de que se cumpliera la primera mitad de su sexenio, un presidente de la República había sido tan cuestionado, criticado, ofendido en las redes sociales y mancillada la figura. Quizá sólo Vicente Fox y su esposa sufrieron esas humillaciones también en la primera mitad de su gobierno. El culpable, en este caso no es el mayordomo, como diría Agata Christie en sus novelas. No, el culpable, al menos en el 50% del balance total en 26 meses del actual gobierno, es el jefe de prensa, recordando a Gustavo Díaz Ordaz cuando le preguntaban porqué tenía tan mala imagen. La otra mitad de la culpa la tiene el mismo Enrique Peña Nieto, por dejar que los males caminen hasta la extirpación del miembro. Las razones por las que David López Gutiérrez se va de Los Pinos son dos muy concretas: su inhabilidad para atajar las agresiones contra su jefe y los pleitos internos, entre otros con el secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Dicen los que estuvieron en la última cena con él como director de Comunicación Social que nunca pensó que se tendría que ir aunque fuera como diputado, y que en su lugar llegaría Otto Granados o hasta Liébano Sáenz, porque aclaró que el salinato aún dominaba en los rincones de la Presidencia de la República. Molesto, David López, relató en esa cena antes de partir hacia Londres, en la más reciente y criticada gira de Peña Nieto, que no quería ser diputado, mucho menos gobernador de Sinaloa, como muchos suponían, y tiene razón, porque en ninguna de las dos posiciones tendrá el poder que presumía y que lo volvió tan soberbio, al igual que a sus subalternos. A David López se le puede aplicar la misma frase del «No voy, me van» que pronunciara Plutarco Elías Calles, cuando tuvo que cumplir con el exilio que le impuso el general Lázaro Cárdenas, quien acabó con su maximato. Ahora a esperar los cambios, porque el temor de muchos jefes de prensa que fueron impuestos por David López se consumará en despidos y «agradecimientos!, porque muchos secretarios de Estado «ni ven ni oyen» a sus voceros o directores de conunicación social.
Ahí les dejo la conseja, la moraleja, la frase pues: ¡Cuando vas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar!
EL SECTOR PRIVADO siempre ha padecido dos males muy serios e invasivos. Uno es la cercanía con el poder y adularlo y el otro hacer negocios con sus funcionarios. En muchos casos, ellos son los que comienzan el juego de la corrupción y luego quieren frenarlo. Sus palabras sobre corrupción, aunque no es un mal generalizado, suenan huecas como las del Papa cuando en el Día Internacional de las Mujeres dice que «marginarlas, convierte al mundo en estéril», pero ellas, las féminas, no tienen cabida en los mandos de la Santa Sede, ni siquiera puede haber sacerdotizas. Es válido decir lo anterior, porque lo ocurrido en la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) el fin de semana pasado no tiene parangón. Resulta que le negaron el registro a la planilla de Tuffy Gaber Flores para contender en el proceso electoral por la presidencia de ese gremio que se efectuará este lunes 8 de marzo, pero hay razones de fondo para que esa decisión se consumara. Tuffy Gaber, fue acusado al interior de CMIC de presuntos negocios con Miguel Ángel Vega Vargas, director general del Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa de la Secretaría de Educación Pública, que encabeza Emilio Chuayffet Chemor, ya que aquel dedicó a enviar cartas a los socios de la CMIC para que votarán por un candidato que apoye a las micro, pequeñas y medianas empresas, y resulta ser que en la página de internet de Gaber Flores, él mismo se autodenominada como candidato de las micro, pequeñas y medianas empresas. El actual presidente de la Cámara, Luis Zárate, envió un extrañamiento oficial por el comportamiento del funcionario de la SEP, que maneja fondos para construir escuelas en el país por más de 7 mil millones de pesos, en la que subraya que es inadmisible la injerencia de funcionarios de gobierno en la vida institucional de la Cámara. Lo anterior fue suficiente para bajar a Gaber Flores de la contienda…UN CASO PARECIDO ocurrirá esta semana en la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), que encabeza Rodrigo Alpizar, quien tiene preparada la carta de no aceptación de la candidatura a la presidencia del organismo de Víctor Hugo Pérez Parafán, por no cumplir con los requisitos. Aquí, el asunto es diferente, porque es a Alpizar Vallejo a quien acusan de tener un poder autoritario en la Canacintra, y de anular por las vías formales e informales a cualquier aspirante a su tercer periodo como presidente del gremio industrial. Desde hace dos meses y sin registro oficial, Pérez Parafán, un mexiquense fabricante de equipos de automatización y tecnologías informáticas, se metió a la contienda por la presidencia de Canacintra. El organismo empresarial, con 50 mil afiliados, tendrá elecciones este mes y todo parece indicar que Alpizar Vallejo se reelegirá, aunque sus compañeros del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que dirige Gerardo Gutiérrez Candiani, tampoco «lo ven ni lo oigan»… También esta semana será el relevo en la Confederación de CámarasIndustriales, donde el mexiquense Francisco Funtanet cede el cargo al jalisciense Manuel Herrera Vega.
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