*No debe quedar impune. El GCDMX no puede ser cómplice de este fraude
Por Luis Repper Jaramillo*
En un vergonzante bufón, en protagonista desesperado, en la tercera pista de un circo pueblerino maloliente y con su títere al lado, Marcelo Ebrard Casaubón, convirtió su incursión –porque no estaba convocado, aún- en la reunión de la Cámara de Diputados, de la Comisión Especial que investiga la corrupta construcción de la Línea “Dorada” o 12 del Metro, en donde como un ciudadano más quiso justificar el impune y ratero proyecto de su “obra maestra sexenal”, que se convirtió en un petardo, que pudo ser una tragedia de seguir prestando el servicio hasta marzo de 2014.
Su patiño, el Senador, y cómplice del fraude, Mario Delgado, Secretario de Finanzas y de Educación en la gestión marcelista en el GDF, filtró al bufón, hasta la mesa en donde los legisladores sesionaban y concluían que el único responsable del fracasado proyecto es Marcelo Ebrard. Sin ser integrante del debate, por lo que no tenía derecho a voz, un perredista afín, concedió el uso de la palabra “al colado”, y este ni tardo ni perezoso arrebató a la edecán un micrófono y pretendió exponer sus argumentos.
De inmediato legisladores de los otros partidos PRI, PAN, Verde, bloquearon y quitaron el aparato al “colado” lo que desató empujones, mentadas de madre, intento de golpes, entre asesores y diputados de ambos bandos.
Quien llevaba la sesión, levantó la voz para impedir que la de Ebrard se escuchara y entre gritos, insultos, desalojo del salón y retos coléricos como el de Mario Delgado, que amenazaba a un diputado a salir del recinto para darse de golpes, como en el barrio, le decía: “vamos afuera para madrearnos”, “no sean cobarde” le imputaba y otras bajezas.
Hasta aquí, lo que todo mexicano vio, escuchó y leyó ese día y a la mañana siguiente.
¿Qué caramba hizo el ex jefe de gobierno, al pretender participar en una reunión de legisladores en donde no fue convocado?, ¿Qué pretendió justificar, cuando a la luz y ojos de todos los mexicanos, es el autor intelectual y su patiño el operador financiero del fraude?, sólo eso, curarse en salud ante lo indefendible.
Por su escritorio en el antiguo Palacio del Ayuntamiento de la Ciudad de México, pasaron los documentos del proyecto de la Línea 12 del Metro y él autorizó, constan en los contratos con las 3 empresas privadas encargadas de la construcción, ponerlos en marcha. Esta sería, elucubró, la obra sexenal que lo catapultara a la nominación perredista, en 2018, a la candidatura presidencial, pues con bombo y platillo puso la primera piedra del proyecto, realizó una exorbitante campaña publicitaria sobre la obra y cuando ésta fue inaugurada, hizo a un lado su soberbia, patanería, irresponsabilidad, su odio al Presidente de la República, en ese entonces, Felipe Calderón Hinojosa, y le pidió inaugurara su sueño de grandeza; así lo hicieron ambos, y lo demás ya se conoce.
Ahora cuando el fracaso es su manto y cruz, pretende deslindarse, lavarse las manos como Pilatos, culpando a terceros, a las empresas constructoras, a los proveedores de trenes y rieles del fracaso de su “sueño de grandeza”, jamás asumió responsabilidad propia, lo que demuestra que el tipo jamás supervisó los trabajos, desoyó los reportes del titular del Metro, en aquel entonces, a los expertos internacionales que ya le advertían de la incompatibilidad de entre rieles y ruedas (férreas), se amachó en su proyecto y puso oídos sordos y cegó su egolatría, algo que era razonable: el proyecto era inoperante, mal planeado y demasiado caro. Pero Marcelo, sólo tuvo ojos para mirar al 2018, su magna obra lo impulsaría a la candidatura presidencial por la izquierda.
Siempre fue egocéntrico, dictador, arrogante, intransigente, una copia chafa de Adolfo Hitler, porque su opinión y decisión eran únicas, así lo dijo una vez, “soy el Jefe de Gobierno, y se hará como yo lo deseo”… aquí está el resultado: un fracaso y un robo a los capitalinos y a los mexicanos, por el sobre precio que costó la obra.
Incluso se aventuró a culpar de la suspensión del servicio, en 11 de las 21 estaciones de la Línea, al actual gobierno capitalino, pero ignoró que de no hacerse la vida de miles de usuarios estuviera en peligro ante un eventual descarrilamiento de convoyes, sobre todo las pésimas planeadas curvas excesivas del trazo. Ni ante las evidencias oficiales, de los constructores, peritos, medios de comunicación que han demostrado a través de reportajes los errores de construcción y planeación, ha aceptado su equivocación, siempre responsabilizando a terceras personas los resultados.
Su protagonismo, indolencia, arrogancia y cinismo muestran fehacientemente que a Marcelo Ebrard Casaubón, nunca, jamás le interesó la integridad, la vida y seguridad de los más de 412 mil usuarios diarios de la Línea 12, su único objetivo fue, es y será, alcanzar la candidatura presidencial, pues al argumentar en su, ahora sí, convocatoria a participar ante la Comisión camaral del caso, en San Lázaro, nunca mencionó que el mal proyecto atentara contra la vida de miles de pasajeros; siempre encausó sus argumentos responsabilizando a terceros las fallas de la obra.
Fanfarronamente, ante los diputados federales, mostró y entregó una carpeta con información ad hoc, a sus intereses, sobre el proceso de construcción de la línea, y acusó a sus interlocutores de que “no se tomó en cuenta, para la resolución y responsabilidad de las fallas” ese documento, por lo que la decisión tomada es parcial e incompleta; pero el tipo, en su propia defensa, nunca mandó por mail o por interpósita persona, los datos y la petición de audiencia para compararla con la investigación –que desde luego es más completa y profesional- que la que llevaba consigo. Una actitud desesperada, pues el arrogante Ebrard “tiene el agua hasta el cuello”, y bien que lo sabe, y dando patadas de ahogado pretende “hacerse la víctima”, pues ha dicho que “esto es un complot” en su contra del PRI, PAN, Verde y uno que otro perredista.
Marcelo Ebrard, insisto, es cínico, ya está probado, comprobado, documentado, declarado, y sustentado que las fallas de la construcción de “su sueño de grandeza”, son de origen y aun así se aventuró, por su egocentrismo, a ponerlo en marcha, desdeñando que la ruta pudo ocasionar una lamentable tragedia humana.
Nunca hablo en primera persona, pero hoy lo haré. Tuve la necesidad de utilizar el servicio, cuando funcionaba completo, desde la Estación Insurgentes Sur, hasta Tláhuac, y en varios tramos, en la parte elevada, el convoy cimbraba, temblaba temerariamente; en la zona de curvas prolongadas daba la impresión de que saltaría de los rieles (para descarrilar) y el rechinar de metales de las ruedas con el riel, asustaba; pero ante la necesidad de los usuarios nunca se interrumpieron las corridas, hasta que en marzo de 2014 el GCDMX decidió parar 11 estaciones, lo que evitó una posible tragedia.
Hoy lo que en el sexenio marcerista fue “un sueño de grandeza”, se convirtió en una afrenta contra los capitalinos, en un engaño y en una ratería, que sigue siendo un infierno para miles y miles de usuarios que confiaron que confiaron en una obra descomunalmente cara, que resulto un fiasco, pero en un cofre de tesoro para la pretensión de Marcelo rumbo al 2108, en donde dinero limpio, del erario de los capitalinos y del gobierno federal, será convertido en efectivo malsano para financiar su campaña hacia un diputación plurinominal por parte del cómplice PRD que no lo cuestiona y responsabiliza del hurto y engaño de su obra. ¡Vaya cinismo!
Ahora, de aquí a finales de mayo, cuando concluyan las campañas a cargos de elección popular –el domingo 7 de junio- los capitalinos y mexicanos debemos y tenemos la obligación de cobrarle la factura al cínico de Ebrard, rechazando sus convocatorias, mítines, reuniones, regalos, etc. como muestra de rechazo ante la impunidad de que goza, porque el gobierno capitalino actual no ha tenido el valor de fincarle responsabilidad judicial, por el fraude, robo, omisión (que también es delito), que hizo de la obra. El GCDMX ya tiene en sus manos la decisión de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados, de las sugerencias y reportes de las compañías constructoras y los peritos especializados para sustentar la denuncia e impedir que Marcelo pueda, siquiera, registrarse como candidato e insisto si la autoridad local no lo acusa será comparsa del fraude e impunidad del bufón de San Lázaro.
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)