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Padres de Ayotzinapa y sociedad civil unidos mostraron fuerza social

*Entendería el mensaje el Gobierno Federal: urge que aparezcan

Por Luis Repper Jaramillo*

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Nuevamente la sociedad mexicana volvió a estremecer, metió un calambre, mueve y movió la conciencia, hace temblar al gobierno federal, al movilizarse motu proprio, sin injerencia de colores partiditas, sólo por el coraje, la ira, el hartazgo, la frustración e impotencia, ante la pasividad, indiferencia de la autoridad por esclarecer y presentar (vivos o muertos) a los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Los miles, miles de ciudadanos mexicanos con la certeza y contundencia de su actuar dejaron claro que si lo más pronto posible no se aclara el paradero y estatus de los jóvenes, esta movilización pacífica podría tomar otro giro, aún más severo y definitivo.

Sólo se recuerda marcha similar o un poco superior, a la realizada por millones de personas vestidas de blanco que exigieron al entonces Jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, en 2004, detener la inseguridad, movilización que arrancó del perredista la más insultante e inmoral reacción calificando la millonaria movilización como la marcha de los pirruris.

Esta vez no hubo calificativo, sino apoyo, reconocimiento y protección pues la acción tiene justificación, primero porque fue encabezada por los inconsolables e impacientes padres de los desaparecidos y después porque el poder de convocatoria demostró que cuando la ciudadanía se une y actúa con civilidad, paz, convicción y por justicia, remueve conciencias y hace tragar un buche de saliva a una autoridad que no sabe o no puede resolver el problema.

Ya pasaron 2 semanas de la captura y encarcelamiento de los 2 autores intelectuales de la desaparición de los normalistas, José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda, y los responsables de su custodia no han podido “sacarles la sopa” del lugar en donde se encuentran los restos o las cenizas de los infortunados; esto tiene en la desesperanza e irritación a los padres de familia y a la sociedad mexicana, que el 20 de noviembre mostró “brazo” para decirle al gobierno federal “si no resuelves ya, tomaremos otra actitud”.

Ayotzinapa ya no es sólo un tema nacional, ha trascendido fronteras, y en todo lugar en donde radica un mexicano en el mundo ha demostrado que el asunto preocupa y pone en evidencia en el concierto internacional a un gobierno perdido, incapaz o indiferente del asunto.

Incluso dos temas que trataron de desviar la atención –desde luego sin conseguirlo- y “bajarle” la intensidad para no afectar la imagen del ejecutivo federal, le salió el tiro por la culata: el viaje a China y Australia, y el golpe mediático de la Casa Blanca, de Sierra Gorda 150, Col. Lomas de Chapultepec, no mermó que estudiantes, padres de familia, redes sociales, estudiantes de paga (universidades privadas), público ajeno al tema, se sumara a las manifestaciones y multitudinaria marcha del 20 de noviembre, increpando y exigiendo al gobierno priista de Peña Nieto, dar resultados creíbles y tangibles del caso Ayotzinapa.

Otro “negrito en el arroz” fue la desafortunada expresión del Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, en una de las explicaciones sobre la búsqueda de los 43, cuando en una parte de los preguntas y respuestas a los medios dijo  «ya me cansé» y dio por concluido el informe.

Esta actitud enfadó más a los familiares, compañeros, amigos y a la sociedad en general. Días después el fiscal de la república trató de enmendar su error, argumentando “cuando dije estoy cansado, estoy cansado de eso, de una violencia brutal, lo vivido lo tengo todos los días desde entonces, sí me cimbra, sí me cimbra. Además de que tenía 40 horas sin dormir”… nadie le creyó.

Ayotzinapa es la “piedra en el zapato” del régimen, porque desde el 26 de septiembre el sistema gubernamental, al menos Murillo Karam,  no ha podido dormir, y  no por somnolencia, sino por la incapacidad de obtener información fidedigna que lleve a la localización de los infortunados estudiantes, o por la impericia de manejar la investigación, pese al despliegue de efectivos de la gendarmería, de las policías federal, estatal, municipal, de peritos extranjeros expertos en ADN, con resultados fallidos que provocan una larga, larguísima agonía de los padres que no aciertan a comprender por qué si ya tienen a los culpables intelectuales, aun no dan con el paradero de sus hijos.

Cada día que pasa la situación se torna más crítica, porque no hay resultados; se pierde la esperanza de hallarlos con vida; hoy los progenitores de los 43 ya se conformarían con rescatar las cenizas, con la certeza de saber que es su hijo, para depositarlo en un nicho o tumba en donde poder rezarles. Suena oprobioso, pero… es una realidad. Tampoco se las dan.

Es oprobioso que la autoridad que dispone de todas las herramientas, los recursos humanos, técnicos, económicos, logísticos, etc. mantenga en la incertidumbre a más de 56 días de los hechos a los familiares y compañeros de los desaparecidos, son más de mil 344 horas en que sólo suposiciones engañan a los interesados de que se encontraron indicios del paradero… y nada.

¿Qué pasará si unos días más la autoridad federal sigue en la misma posición? ¿Aguantarán familiares y amigos de los 43 más indecisiones?, creo que no y el 20 de noviembre la sociedad dio una muestra de lo que puede hacer unida, convocada sólo por su conciencia y solidaridad por la causa… ¡Cuidado! el Sistema no pude dejar crecer más la incertidumbre, las cosas tienen un límite y Ayotzinapa está llegando a él.

Las redes sociales se han convertido en la herramienta recurrente para la convocatoria y si éstos “están cansados” y sólo duermen 4 horas diarias, los guerrerenses –todos conocemos su carácter- y sus aliados (casi todo el país y varias partes en el mundo) estarían prestos para actuar, no como la marcha del Aniversario de la Revolución, sino más exigente y definitiva.

Urge, súper urge una solución, un resultado convincente. Son demasiados 56 días de incertidumbre, de informes parciales, muy mediáticos, “muy monos” pero insuficientes, incrédulos, inconvincentes. Los padres son más determinantes, “se los llevaron vivos, vivos los queremos”. La liga ya está demasiado estirada, a punto de romperse y no queremos saber las consecuencias… pero lo imaginamos.

Alguien ya debe dar una respuesta creíble, cualquiera que sea la realidad: vivos o muertos, porque los padres  quieren a su hijo, cómo sea, para rezarles, insisto, o para retomar su vida con ellos. Nadie tiene derecho a impedírselo.

Jueves 20 de noviembre de 2014,  Ciudad de México, una fecha que no olvidará el gobierno federal, la sociedad civil, encabezada por los Padres de Ayotzinapa mostraron fuerza y unidad. Hizo tragar saliva a más de 10 funcionarios públicos federales.

¡¡Ojo, la liga está a punto de reventar!!

 

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)

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